Dos años y medio después de su apertura, en marzo del 2015, el Centre Pompidou Málaga renueva su colección semipermanente. Los 'fantasmas' de Kader Attia, el 'imbécil' de Ernst, el ojo impertinente de Oursler y el ciclista de Hèlion, entre otros iconos con que la colección parisina se instaló entre nosotros, se despidieron hace unas semanas para dejar espacio a nuevas obras, piezas de Miró, Picasso, Doig, Lalanne, LeCorbusier, Chagall, Kandinsky, Malevich y Matta, entre muchos otros. La segunda semipermanente del primer hermano pequeño del centro francés se titula 'Utopías Modernas' y supone, como su subtítulo indica, "un recorrido por las colecciones del Centre Pompidou" a partir del concepto de la utopía, el no-lugar, el sueño con escasas posibilidades de realización pero cuya simple existencia imaginada nos impulsa y mejora; ahí los autores, "como actores, testigos o víctimas de la historia, espíritus libres, enemigos de cualquier tipo de propaganda, resucitaron figuras y formas simbólicas que hacían referencia o denunciaban los ideales y las quimeras de la huanidad", según Brigitte Leal, comisaria de la muestra.

A diferencia de la primera semipermanente, algo así como un popurrí libre, sin leitmotiv, con algunos de los greatest hits del centro matriz, la nueva muestra 'de larga distancia' de la pinacoteca se apoya en un concepto, y lo organiza en seis capítulos: 'La gran utopía', 'El final de las ilusiones', 'Juntos', 'La ciudad radiante', 'Imaginar el futuro' y 'La edad de oro'. Más allá de que el discurso esté más o menos cogido con pinzas, lo cierto es que 'Utopías Modernas' es una saludable renovación del stock del Cubo: especialmente fascinantes resultan 'Personajes y pájaros en la noche', de Miró; 'Hace cien años', de Doig; 'El estanque del no', de Matta; la ciudad submarina de Rougerie; la instalación en homenaje a Amnistia Internacional de Aeppli y, cómo no, una obra de Pablo Picasso, el hombre que simboliza el entendimiento entre París y Málaga, entre el Centre Pompidou original y su pequeño familiar andaluz, 'La primavera'. Eso sí, ni las ovejas de François-Xavier Lalanne, ni la maqueta gigante del Monumento a la Tercera Internacional de Vladimir Tatlin parece que igualarán en atractivo e impacto a los anteriores inquilinos de su espacio, el central. Aunque, quién sabe: en esto de las utopías, todo es posible.

"Hasta hace no tanto, Málaga podría ser considerada una utopía, un no-lugar cultural, un sueño con dudosas posibilidades de cumplirse. ahora, el Centre Pompidou Málaga, unido al resto de museos de la ciudad, está consiguiendo transformar la ciudad", ha destacado José María Luna, director de la Agencia Pública para la Gestión de la Casa Natal de Pablo Ruiz Picasso y Otros Equipamientos Turísticos y Culturales. De momento, los datos, las cifras parecen acompañar: desde marzo del 2015 hasta el 1 de diciembre de este año, las taquillas de la pinacoteca del Muelle Uno han registrado casi 500.000 visitas. Números que invitan al optimismo sobre el futuro a corto y medio plazo de esta aventura (recordemos que el Centre Pompidou firmó su desembarco malagueño para cinco años, prorrogables a diez). "Por parte del Ayuntamiento ya hemos dejado clara nuestra voluntad de continuidad del prooyecto, dentro de la prórroga o incluso más allá de ella. Hemos hablado pero no hay nada firmado. Pero entiendo que esa voluntad es compartida", apuntó el alcalde, Francisoc de la Torre. A lo que Serge Lasvignes, el máximo responsable del centro parisino, matizó: "Queremos que continúe la colaboración. En qué forma y en qué condiciones... ése será el objeto del diálogo".

Paseo

Brigitte Leal nos lleva de la mano en un paseo que parte de los años 30, aún con la ilusión colectivista de la Revolución Rusa. Malevich y su El hombre que corre zanjan el sueño y lo retratan como pesadilla. Y a partir de ahí la colección retrata a los artistas a un lado y otro de la utopía, como profetas (Shirley Jaffe lo explicita en su obra Todos juntos) o como disfrutones de lo cotidiano (N.Y. 06:00 A.M.: una lata de sardinas del tamaño de una cama king size cuyo autor, Franck Scurty, presenta como epítome existencial del dolce far niente),

"Las utopías son las raíces del Pompidou de París, un proyecto increíble, que a nadie le gustaba, para unir distintas disciplinas culturales, y es un término muy actual, porque puede ser que Europa durante un tiempo no haya tenido utopías y le haya faltado imaginación, arriesgar y soñar", argumentó Lasvignes, para quien Málaga comparte con París su condición de "ciudad utópica".