«Ya en el hotel, abrumado por la magia de hoy. 700 de vosotros, la tercera planta de @elcorteinglés de Callao abarrotada, 5 horas firmando sin parar, aún después de haber cerrado y algo con lo que no contaba: siempre acabáis sorprendiéndome. Gracias por vuestra magia». Es un tuit del 30 de enero de Javier Castillo, el escritor malagueño que está reventando el mercado editorial con sus dos primeras novelas, El día que se perdió la cordura y, la recién sacada del horno, El día que se perdió el amor. Ambos libros están en el top 5 de ventas de nuestro país y están siendo traducidos para ser lanzados en otros mercados.

Muchos ya hablan de este exasesor de finanzas como del Pablo Alborán de la literatura. Concomitancias, desde luego, las hay: ambos son malagueños, se aprovecharon en sus comienzos de internet y sus bondades (Alborán subiendo sus vídeos del sofá a YouToube; Castillo, autopublicándose y vendiendo a través de Amazon), gestionan primorosamente sus redes sociales y están respaldados por una legión de admiradores y fans, muchas de ellas mujeres. Ambos son protagonistas de sendos fenómenos que a muchos ha pillado por sorpresa.

No está nada mal para un joven que apenas supera los 30 años que buscaba una manera de apurar los lentos minutos del Cercanías. «En 2014, en el tren de camino a Fuengirola (vive allí y trabajaba entonces en Málaga; ya ha dejado lo de las finanzas para dedicarse por entero a la literatura) iba escribiendo poco a poco mi libro», suele comentar el malagueño. Así comenzó a llenar las páginas de su novela. Y antes de conocer la autopublicación, decidió ofrecer su libro de la forma tradicional: enviándolo a varias editoriales para que le dieran su opinión sobre el manuscrito y después, con un poco de suerte, verlo publicado. Las editoriales reciben entre 300 y 400 libros diariamente, por lo que suele ser difícil para un autor primerizo encontrar un sitio entre las mesas de novedades. «En cuanto vi que las editoriales podían tardar más de un año en contestarme, no me puede esperar. Me agobié y decidí buscar otros caminos», afirma Castillo. Cuántas de esas editoriales que recibieron el manuscrito de El día que se perdió la cordura.

¿Y cuál es la fórmula del éxito de Javier Castillo? La combinación de dos géneros atractivos, golosos para los lectores de literatura masiva: el thriller y lo romántico. «Prácticamente todas las obras que se publican en la actualidad tiene una cosa o la otra, suspense o amor», argumenta el malagueño. Pero sus novelas tienen los dos ingredientes. De ahí que atraigan a más de 700 personas a hacer una cola casi interminable en un duro día de invierno madrileño para que un joven autor aún apenas conocido por su nombre les firme la primera página de su libro.