Muchos no había oído o leído su nombre en su vida, pero en diciembre de 2017 el chino Qi Baishi tomó el mercado del arte al asalto: vendió por casi mil millones de yuanes en Pekín 'Doce pinturas de paisaje', unos de sus obras clave, convirtiéndose en el primer pintor chino en superar la barrera de los 100 millones de dólares (concretamente 144) en una subasta. El Museum Jorge Rando La operación es de lo más estimulante, habida cuenta de la obra de Qi Baishi no ha salido jamás de la República Popular China para una exposición. 'The breeze from Qi Baishi's hometown' será el título de la muestra del pintor, que incluirá una sala dedicada al 'encuentro' entre Qi Baishi y Jorge Rando a partir de piezas de ambos. La cita, a partir del 20 de marzo.

Qi Baishi (1864 -1957), conocido como el artista del pueblo por sus orígenes humildes fue considerado por Pablo Picasso, un rendido admirador, como "el mejor pintor oriental": "Cuando dibuja un pez, no hay ni un trazo para describir el agua y, sin embargo, se puede ver el río, se puede oler el aroma de sus aguas", aseguró el malagueño. Absolutamente autodidacta, se construyó así mismo hasta perfeccionar y depurar su capacidad expresiva, también exprimida en medios como la poesía y la caligrafía. ¿Su lema? "La maravilla de una buena pintura se encuentra entre el parecido y la falta de parecido. Si el parecido es exacto, satisfará los gustos más vulgares, pero la falta de parecido total es hacer trampa".

'The breeze from Qi Baishi´s hometown' es un recorrido por casi cien obras de Qi Baishi junto a las de discípulos y seguidores. "Qi Baishi inició un nuevo camino en la pintura china, caracterizada por sus rígidos convencionalismos pero poseedora de una libertad absoluta, apostando por una creación más libre y personal que tituló Flores rojas y hojas de tinta. Su creación, calificada como antiheroica, convierte en protagonistas a crustáceos, insectos, peces, pájaros y paisajes. La tinta pesada y las pinceladas ágiles y habilidosas dan a luz a obras vitales que expresan su amor por la naturaleza. Podemos encontrar en la sencillez de las escenas cotidianas, de las diminutas criaturas o en los objetos ordinarios la complejidad del universo, pues su pintura, desde el punto de vista espiritual de la creación, es reflejo de la integración del microcosmo (ser humano) y el macrocosmo (universo)", aseguran desde el Museum Jorge Rando.

Desde luego, una inesperada alegría en el cada vez más eufórico calendario expositivo malagueño.