Aún con el personaje de Picasso plasmado en su físico -"hemos terminado de rodar hace seis días"- y su cabeza - "tengo sueños de cómo ensayaba algunas escenas, aunque, curiosamente, no de haberlas rodado"-, Antonio Banderas sostiene que la mayor dificultad a la hora de enfrentarse al papel del genio de la plaza de la Merced en la serie Genius: Picasso, que hoy ofrece su estreno mundial en el Teatro Cervantes, ha sido la propia "admiración y fascinación" que siente por el pintor. También asegura haber aprendido "aspectos del personaje que no conocía", aunque se queda con la certeza de que Picasso "era un artista honesto y sincero con su obra". "Con lo que me quedo es con su dimensión artística y su continua innovación: siempre reinventándose. Aunque su gran capacidad se convierte también en su desgracia", confesó aludiendo a la fama de mujeriego del autor del Guernica.

La producción de National Geographic, compuesta de diez episodios y que se estrenará el próximo 26 de abril, se centra en la vida y el trabajo del pintor malagueño desde finales del siglo XIX hasta más allá de mediados del XX. Las primeras imágenes del primer episodio se centran en el nacimiento del pintor y sus primeros contactos con la pintura, de la mano de su padre, José Ruiz y Blasco. Estas escenas fueron rodadas en la Casa Natal, en la plaza de la Merced, y la plaza de toros de La Malagueta gracias al empeño del propio Banderas de que fuesen reflejados los orígenes del artista. "No quería que Málaga fuera la niña tonta en la vida de Picasso. Porque Picasso es un personaje que tiene muchos novios, pero la certeza de que nació aquí no se puede discutir". Por ese motivo invitó al director Ken Biller para que conociera la ciudad del pintor para que entendiera "la ligazón entre Picasso y Málaga".

"Yo también vivo mucho a Málaga desde el recuerdo. Y sé de la importancia de la juventud. Y esos diez primeros años de Picasso en Málaga no se le olvidaron nunca. Y los recordaba al final de sus días. Además, es algo que yo lo he visto en mi padre, que antes de morir, cuando no nos reconocía ni a mi hermano ni a mí, se acordaba cuando un día con siete años se cayó de la bicicleta en Ronda".

En este recorrido malagueño que Banderas ofreció al realizador de la serie visitaron el palomar donde Picasso comenzó a pintar de la mano de su padre -el aula de pintura de la antigua Escuela de Bellas Artes de San Telmo, en la calle Compañía-, "un lugar maravilloso que está abandonado". "Desde aquí me gustaría lanzar una piedra para que alguien o alguna institución recuperase ese lugar", apuntó el actor.

Con ello, Banderas también quería diluir la creencia de que Picasso renegaba de España, a donde nunca volvió. "Han habido muchos malos entendidos sobre comisiones que iban de Málaga a visitarlo a La California y no los recibía. Pero es que no recibía a nadie, porque en ese momento estaba atrapado en su vejez. No recibía ni a sus propios hijos. No es verdad que no quería recibir a los malagueños. Él no aguantaba a Franco y había tenido que soportar a los nazis en París, y quería que sus obras acabaran en España, pero cuando se fuera Franco. Y mucha gente entendió que no quería nada con su país, pero no es verdad: escuchaba pasodobles todos los días y acudía mucho a los toros", matizó, a la que confesó sentir un "coraje" de que muriera "tres años después" que Picasso. "Porque me hubiera encantado verlo dándose un paesíto por la Malagueta y recibiendo el aplauso de los malagueños, quizás el último".

Ese deseo se cumple en la escena de Genius: Picasso, rodada en la playa malagueña, aunque simulando ser el sur de Francia, en la que Banderas (Picasso) y Samantha Colley (Dora Maar) contemplan un idílico atardecer. "Un regalo que me han hecho a mí y a Picasso".