«Lolito Fernández un tío de Malaga, que dice un suckeo pa ti cuando te suscribes a su canal, campechano, andaluz y español acaba de hacer la segunda mejor marca de viewers en la historia de Twitch. 430.000. Solo por detrás de [la partida de] Ninja con Drake». Son palabras de Ibai, uno de los comentarias de la Liga de Videojuegos Profesional. Pues sí, un malagueño se ha pasado internet. Todo ocurrió el 25 de marzo, a partir de las 20.00 horas, cuando, casualidad, otro malagueño, el youtuber de youtubers ElRubius, daba por iniciado un torneo del videojuego de moda, Fortnite, que él mismo había organizado. Pocas horas después se supo que más de un millón de espectadores estaban siguiendo la contienda desde su canal. El anterior récord era de 600.000 espectadores simultáneos, y se realizó hace apenas unas semanas: Ninja, jugador profesional de Fortnite, lo batió retransmitiendo una partida junto al rapero Drake en Twitch, la cada vez más popular plataforma de vídeo en streaming de videojuegos. En realidad, hubo bastantes más de ese millón: cada uno de los participantes del torneo estaba retransmitiendo desde su propio canal; de hecho, el propio Lolito Fdez llegó a acumular 400.000 espectadores en su canal de Twitch.

Hace apenas tres semanas, Lolito llegó a rebasar la cifra del millón de suscriptores a su canal de YouTube (ahora, atención, tiene casi 1.500, y subiendo). «Me gustaría celebrarlo con un campero ahí to perita pero estoy muy lejos», tuiteó el joven, que reside lejos de su tierra natal desde hace tiempo, en A Coruña. Detrás de la simpática frase, hay mucho, una historia que cuestiona muchos de los prejuicios asociados al fenómeno youtuber. La contó el propio Lolito en uno de sus vídeos: «Llevo jugando a videojuegos desde muy pequeño, desde los 3 años. Mi padre es informático así que se puede decir que nací con un PC debajo del brazo». Pero, durante muchos años, Lolito estuvo realmente fuera de combate: «Estuve 4 ó 5 años muy enganchado a la marihuana. Estaba siempre fumado y sólo pensaba en fumar, fumar y fumar. Estaba en tal depresión que lo veía todo negro. Gracias a Dios, un día cambié el chip y para dejar de fumar empecé a buscar un refugio; para algunas personas es el deporte o la lectura, yo lo encontré en los videojuegos. Empecé a viciarme mucho a los videojuegos. Me tiraba todo el día jugando para olvidarme de fumar». Tres personas fueron fundamentales en la reconversión del malagueño: su primo, el youtuber Buck Fernández, que le introdujo en el tema de las partidas en directo y sus hermanas, que, como el videojugador dice, «invirtieron» en él comprándole «un PC de 300 euritos» para que empezara a hacer vídeos. «Nunca he buscado ser youtuber. Empecé involuntariamente, porque todo el servidor donde jugaba con mi primo estaba obsesionado conmigo acusándome de que trampeaba, de que usaba hacks... En ese momento mi primo me recomendó grabar todo lo que jugaba y subirlo a mi canal de YouTube para demostrar que no empleo trucos. Y a la gente empezó a gustarle mis vídeos, y me pedían que los comentara». Y de ahí al millón y medio de suscriptores en muy poco tiempo. Y al récord mundial del domingo.