Se llama Lolita Shanté Gooden, y nació en noviembre de 1969, pero es más conocida por su nombre artístico: Roxanne Shanté. Comenzó a destacar en la escena hip hop desde muy pequeña, cuando siendo apenas una niña participaba en las batallas de gallos entre raperos que se organizaban en Queensbridge, un complejo de viviendas públicas de Nueva York. Con solo 14 años, Tyrone Williams, DJ Mr. Magic y el productor Marley Marl le ofrecieron hacer una réplica del conocido tema Roxanne Roxanne, de UTFO (Untouchable Force Organization), un grupo old school de Brooklyn. Aceptó y, como suele decirse, el resto es historia. Roxanne’s Revenge no solo fue la carta de presentación de una nueva estrella femenina del hip hop, sino que además vendió un cuarto de millón de copias en el área de Nueva York. El camino hacia el éxito parecía allanado para ella, pero las cosas no fueron como esperaba y tardó varios años en publicar su primer álbum.

El filme Roxanne Roxanne, presentado en el festival de Sundance y disponible en Netflix desde el pasado 23 de marzo, recupera su historia en clave de ficción siguiendo las pautas habituales del biopic, pero se centra mucho más en su vida privada que en su ascenso artístico. Dirigida por Michael Larnell y producida por el actor Forest Whitaker y el músico Pharrell Williams, la película se plantea como un drama en el que prima antes el retrato del origen humilde de la rapera que la descripción del negocio musical. La vida en el barrio con su madre y sus tres hermanas (tras el abandono del padre) o su tortuosa relación con un hombre mayor que, según sus propias palabras, «le pega porque le quiere», acercan más el filme al drama que a la biografía musical, quizá porque la figura de Shanté no es excesivamente conocida para un público que puede sentirse más fácilmente identificado con las diversas tribulaciones domésticas y familiares de los personajes.

La debutante Chanté Adams encarna de manera convincente a la rapera neoyorquina, estafada por su manager e impotente ante el cúmulo de circunstancias que le impiden desarrollar una carrera como artista. Como todas las películas del género, Roxanne Roxanne también narra una historia de ascenso, caída y redención, pero lo hace dando el protagonismo a los detalles íntimos, no a los grandes titulares. La emoción de escucharse por primera vez en la radio, una agresión de su pareja o el retorno al seno familiar marcarían esos tres puntos de inflexión que parecen obligatorios en toda biografía musical, y que aquí buscan la cercanía con el espectador y la empatía con el personaje, probablemente porque la propia Roxanne Shanté, que actualmente cuenta 48 años de edad, participa también como productora ejecutiva del proyecto y estuvo en la presentación mundial en Sundance apoyándolo.

Más allá de su calidad cinematográfica, de algún cameo de interés (como el de Adam Horowirz, de los Beastie Boys) o de una banda sonora que incluye material de la propia Shanté y de Sparky Dee o Fab 5 Freddy, el auténtico valor de la película consiste en la reivindicación de una mujer que ganaba las batallas de gallos a todos sus oponentes masculinos, y que no tuvo nada fácil salir adelante en un mundo de hombres como el del rap de los primeros ochenta. Aunque, como se ha dicho, el filme focaliza su atención en aspectos personales, conviene recordar que UTFO demandó a Roxanne Shanté por haber utilizado las bases de su canción en el que fue su primer hit. El proceso legal la alejó de las aulas en plena adolescencia, por lo que trató de cimentar una trayectoria profesional con otros temas como Have a Nice Day o Go On Girl, que contaba con letra de Big Daddy Kane. Y en su álbum debut incluyó canciones como Independent Woman (que, paradójicamente, le escribió un hombre). Sin embargo, mientras las grandes figuras del hip hop masculino podían compartir celebridad, parecía que solo había lugar para una estrella femenina, y la aparición en 1986 de The Real Roxanne (de nombre real Adelaida Martínez, nacida en Brooklyn) provocó el inicio de las llamadas Roxanne Wars, que podrían dar para otra película y que fueron, en esencia, una serie de discos en los que una y otra se lanzaron acusaciones y se atribuyeron méritos.

Incapaz de no meterse en líos, en 1992 publicó un álbum titulado The Bitch is Back en el que incluyó el tema Big Mama, donde insultaba a otras raperas famosas como Queen Latifah, MC Lyte, Yo Yo o Monie Love.

Madre adolescente

Artista controvertida para la industria, tuvo que lidiar con el hecho de convertirse en madre siendo aún una adolescente, y finalmente se retiró de la vida musical con 25 años, aunque continuó haciendo algunas apariciones como invitada e incluso actuando en directo ocasionalmente y ejerciendo como madrina de jóvenes raperas emer- gentes. Por fin, en 2008, anunció su regreso, acompañado de una nueva versión del que fue su mayor éxito, Roxanne’s Revenge. Desde entonces, ha seguido vinculada a la escena hip hop, aunque su nombre nunca ha brillado tanto como el de compañeras como Salt N’Pepa o Lil’ Kim. La película, en todo caso, permite recuperar su nombre y subraya el interés de Netflix por incorporar a su catálogo material relacionado con la música. Recientemente, por ejemplo, también ha estrenado Paradox, un peculiar filme dirigido por la actriz Daryl Hannah y protagonizado por Neil Young y su banda, solo unos días después de su premier oficial, que tuvo lugar en la última edición del festival South by Southwest de Austin (Texas). Una política que permite al público disfrutar a través de la plataforma digital de una serie de títulos que hubieran tenido muy difícil el acceso a las pantallas comerciales de nuestro país.