Cristóbal Pérez García, conocido artísticamente como Toval, vive unos días trepidantes. El artista, que nació en Álora en 1976 y en la actualidad reside en Murcia, inauguró la semana pasada una exposición individual en Tarragona, otra en León y este mismo mes también participará en la Affordable London Hampstead Art Fair, tres exposiciones simultáneas en las que este artista muestra su amplio repertorio paisajístico.

En 2001 se licenció en Bellas Artes por la Universidad de Granada en las especialidades de Pintura y Escultura. Le concedieron dos becas Sócrates-Erasmus para llevar a cabo dos cursos en Italia e Inglaterra. Ha recibido e impartido diversos seminarios, congresos, cursos y talleres. Se han presentado sus obras en casi 50 exposiciones de carácter individual, dentro y fuera de la geografía española, además de intervenir en numerosas muestras colectivas y ferias de arte. Ha obtenido más de un centenar de premios en certámenes de pintura en convocatorias nacionales e internacionales. Sus cuadros son adquiridos por instituciones públicas y privadas, incluido el Museo Thyssen. Con asiduidad expone en las salas Pleinair Contemporary Gallery de Londres y en Gallery 52 de Nueva York. En 2014 fue seleccionado para participar en una exposición colectiva en Principle Gallery en Alexandria, Virginia (EEUU), comisariada por Jeremy Mann. En 2015 presentó sus obras en la feria Arteexponewyork, celebrada en Manhattan (EEUU). En 2016 su obra estuvo presente en Affordable Art Fair de Londres y en Justmad7 de Madrid. En los últimos años ya es habitual ver sus pinturas fuera de España: Berlín, Washington D.C., Nueva York, Edimburgo, París, Toulouse€

Javier Cerezo escribió una vez a propósito de una exposición del pintor que «asistir a la obra de Cristóbal Pérez es sobre todo viajar por España. Nuestro pintor es un periodista del color. Pero esta misma idea podríamos extenderla a toda la geografía, también fuera de nuestras fronteras; en la exposición que ahora podremos ver en León, por ejemplo, veremos algunos de sus paisajes urbanos de Nueva York que son una crónica de su luz y su cromatismo. Y debemos añadir también que en esos lienzos y tablas está representada la interrelación del hombre en el paisaje, y convierte sus construcciones en una nueva naturaleza ante las cuales el ser humano, su diminuta figura, aparece siempre intrascendente frente a sus propias creaciones».