J Balvin es ahora mismo, con el también ubicuo Maluma, el representante más internacional del reggaeton. Porque no muchos (mejor dicho: ninguno) artistas del urban latino puede presumir de haber colaborado con Pharrell Williams, cantado junto a Beyoncé en sus históricas actuaciones en Coachella o, incluso, que un astro del fútbol como Diego Armando Maradona emplee su música para motivarse en su gimnasio doméstico. Pues bien, el de Medellín actuará entre nosotros, concretamente en Torremolinos, para calentar el verano malagueño. La cita, el 12 de agosto en el Estadio El Pozuelo.

¿Cuál es el secreto de este hombre, nacido en Medellín hace 33 años? Él lo tiene claro: "No he perdido mi esencia, por eso visto así, relaja´o. Sigo siendo el mismo y no voy a cambiar". De hecho, es de los pocos artistas de este género que usa su nombre real, sin apodos, para denominarse artísticamente. Además, cultiva inteligentemente una persona social moderna y alejada de los estereotipos asociados al reggaetón; fíjense, por ejemplo, en cómo capeó recientemente los rumores de su supuesta homosexualidad ("Eso me da risa, yo gay no soy. Si fuera gay sería la princesa del reguetón, sería la diva") o las acusaciones de machismo del reggaeton ("No puedo pasarme la vida mirando lo que dice la gente. No puede pasarme como al Papa, pidiendo perdón por las cruzadas. Yo me dedico a hacer música. Pretendo que no me valoren como a un embajador de un género, sino como a un artista").

Luego, claro, están sus temas, pegadizos hasta la extenuación: de ahí que el vídeo de su gran himno, 'Mi gente', tenga, sólo en YouTube, 1.800.233.202 millones de visualizaciones (el mismo día que lo subió cosechó 15 millones). Porque las cifras relacionadas con la carrera de Balvin son mareantes: por ejemplo, tiene más de 22 millones de seguidores en Instagram y su canción 'Ginza' batió récords liderando durante 21 la lista de Latin Songs de Billboard.

La música de José Álvaro Osorio Balvin no es tan cerril o unidimensional como la de muchos reggaetoneros. De hecho, empezó en esto en la adolescencia en una banda que tocaba versiones de grupos como Metallica o Enanitos Verdes para después sentirse poderosamente atraído por el hip hop yanqui de artistas como Bone Thugs N Harmony, Nas o Mos Def. Añádanle a ello sus filias por El General, Daddy Yankee, Rihanna, Mercedes Sosa y Justin Timberlake y se aproximarán bastante a la música. "Yo quiero seguir haciendo reggaetón pero que mi música se mueva en una dirección pop, que no sea un género escuchado solo por aquellos quienes consumen habitualmente música de ese género, sino que realmente sea música popular, que trascienda barreras, como han conseguido en los últimos años artistas como Drake o Rihanna, por ejemplo", aseguró recientemente el colombiano.

Porque J Balvin es el reggaetonero que le gusta hasta a los no demasiado reggaetoneros: "Hay mucho oyente de música alternativa o de hip-hop, por ejemplo, que con canciones como 'Safari' han conectado muchísimo, y se han acercado al disco con otra perspectiva. Hay muchos medios como Pitchfork que lo han valorado como un disco destacado, quitándole muchos clichés que tenía impuestos. Incluso muchos de los colaboradores del disco son de ámbitos como el hip-hop, hay algunos de los productores más importantes del mundo, gente que a esos niveles no trabaja por dinero: trabajan por lo que les gusta. Estamos entrando a participar en los festivales más importantes del mundo. El reggaetón es cool, lo que pasa que no le supieron vender antes", afirmó hace uno meses a 'Notodo.com'.

Parece que el verano malagueño ya tiene su gran fiesta de agosto.