Los jardines del Museo Picasso sirvieron este miércoles de inmejorable escenario para la presentación en Málaga del volumen Enrique Morente. La voz libre, tercera edición, ampliada y revisada, de la biografía que el periodista y crítico musical Balbino Gutiérrez escribió sobre la figura del desaparecido cantaor granadino en 1996 y que ya reeditó en 2006. Una obra que reúne testimonios de Morente, sus reflexiones cotidianas, analiza su discografía y repertorios, recuerda sus conciertos y colaboraciones con otros músicos, recoge 800 artículos periodísticos, entrevistas con personas cercanas al artista y numerosas fotografías que recorren su extensa carrera profesional desde los años 60.

El propio Gutiérrez aseguró que aunque a Morente no le gustaba que le calificaran como el Picasso del flamenco, sí que ambos artistas recorrieron caminos paralelos «al ser dos revolucionarios de su arte». Por este motivo, según el periodista, la trayectoria del artista también contó un buen número de detractores, que le «llegaron a llamar el asesino del cante», aunque matizó que Morente «era un hombre y un artista libre». «Había una serie de sectores del flamenco que no lo aceptaban, pero la mayoría ha tenido que tragar», expuso

«Morente es un cantaor uno y diverso que tiene, según qué época de su carrera, unas características que van evolucionando. Nunca se queda estancado y se le considera un innovador, pero no de innovar por innovar», apuntó el biógrafo, que recordó que el disco Canto y cante a Picasso, publicado con motivo de la inauguración del Museo Picasso -el 27 de octubre de 2003- y que recogía seis cantes con textos del genio malagueño, sería el «embrión» de la «gran obra» que aparecería cinco años después, Pablo de Málaga. «En menos de un mes se cumplirá una década de la publicación de Pablo de Málaga, trabajo que recibió una avalancha mediática solo superada por el mítico Omega», señaló.

Por su parte, la hija del cantaor, Estrella Morente, indicó que tanto Picasso como su padre «le dieron la vuelta a su arte», por lo que Morente se convirtió en «el primer cantaor cubista». Sobre el libro, Estrella recordó que aún teniendo a su padre «sentado en el sofá del salón» de su casa, éste le remitía «al texto de Balbino cuando le preguntaba por alguna letra de algún cante», por lo que señaló: «Perdí a mi padre, pero me quedó este libro».

«Perdí a un padre maravilloso, que la vida no tenía que habernos arrebatado tan pronto, porque alguien como Enrique Morente es necesario en este mundo, con su corazón limpio y una mente proyectada siempre hacia el arte y a favor de los derechos humanos», dijo.

Publicado por la Fundación SGAE, el volumen de más de 700 páginas celebra a un artista que desapareció en el momento más prestigioso de su carrera, narra su pasión por la poesía y el arte, sus influencias, su pensamiento sobre el flamenco y la sociedad.

Casado con la bailaora Aurora Carbonell, tuvieron dos hijas y un hijo: Estrella, Soleá y José Enrique, Kiki, que han continuado los pasos artísticos de su padre. Nacido en Albaicín (Granada), el cantaor aprendió del arte de su madre y de artistas locales como Juanillo el Gitano, Cobitos o la familia Habichuela. En su carrera hay discos imprescindibles como Cante flamenco (1967), Homenaje flamenco a Miguel Hernández (1971), Se hace camino al andar (1975), Homenaje a D. Antonio Chacón (1977), Sacromonte (1982), Esencias flamencas (1988), Morente sueña la Alhambra (2005), Pablo de Málaga (2008) y Llanto (2010). «Es imposible elegir solo un disco de su carrera porque fue un artista con una dualidad clásico- vanguardista. Sin embargo, si hay que elegir uno sería Omega», reconoce el autor de la biografía. Lanzado al mercado en 1996, este álbum marcó un antes y un después en la carrera del imprescindible Enrique Morente.