Además de numerosos reconocimientos, entre los que destacan la Medalla de Oro de Bellas Artes, la Medalla de Oro al Mérito Artístico de Andalucía, el Premio a la Labor Cultural de la Junta de Andalucía o el Grammy 2001 al Mejor Intérprete Latino de Música Clásica, a lo largo de su trayectoria, que inició en 1989 en el Teatro Cervantes de su ciudad, Carlos Álvarez ha logrado convertirse en un intérprete habitual y unánimemente aplaudido en los templos operísticos del mundo: en el Metropolitan de Nueva York, en La Scala de Milán, en el Teatro Real de Madrid, en la Royal Opera House de Londres, en el Teatro Colón de Buenos Aires, en L'opéra Bastille de París y en el National Theatre de Tokio, entre otros muchos. Tal como indicó en la laudatio la doctora María José de la Torre Molina, el año que viene el malagueño «actuará en el último gran teatro que le quedaba, el de la Ópera de Sidney». Marcará de este modo otro hito en su impecable trayectoria profesional.