La cantante Maribel Quiñones, Martirio, y el escritor Juan Cobos Wilkins son dos de los creadores andaluces más reconocidos en toda España en las últimas décadas; la primera es un indudable referente en la cultura popular andaluza y una creadora que lleva tanto tiempo innovando en la escena musical que puede decirse que su legado es tan rico que se la recordará durante generaciones; el segundo acaba de publicar «Donde los ángeles se suicidan» en La Isla de Siltolá, pero aspira ya a llevar al cine su última novela y también se plantea volver a la prosa. No hay nadie que no sepa de su hondura poética y su verdad como artista. Ambos onubenses, se darán cita esta noche en el jardín del Museo Picasso (21.00 horas) dentro del ciclo poético de la pinacoteca y coincidiendo con la exposición temporal de Andy Warhol. Presentan el espectáculo «Biografías entrelazadas», en el que a partir de una conversación interpretan piezas poéticas y prosísticas y canciones. «La fusión verdadera, hoy, crea lazos que van por delante de los convenios mundiales de cualquier tipo. Los viajes, las redes, los encuentros musicales nos hacen ver que estamos muy unidos en las raíces. Y que se pueden unir y enriquecerse muchos géneros. Pero a la fusión siempre pienso que hay que echarle mucho estudio, verdad y respeto, si no se convierte en confusión», dice Martirio en un cuestionario contestado por correo electrónico.

En cuanto al espectáculo en sí, la cantante señala, en tiempos en los que todo va tan deprisa, lo siguiente: «Nuestra relación lleva la depuración y solera de 40 años, queriéndonos, admirándonos, consultándonos y ayudándonos, descubriéndonos cosas y compartiendo. Con el tiempo y la pausa creativa para saber darle su reflexión y su disfrute. Y nunca hemos tenido prisa alguna ni de dinero ni de tiempo empleado, en la creación, cada uno en su ámbito, y por supuesto juntos, brindamos por esto».

Añade que «se podrá contemplar un recorrido por la trayectoria de los dos, música y poesía a través de los encuentros en que la vida nos ha unido y el paralelismo de nuestra búsqueda artística. El camino de la obra de cada uno y cómo la vida nos ha unido en la creatividad. Poemas que Juan recitará, canciones que yo cantaré a capella, textos relacionados con la poesía, la música y la literatura. Profundidad, seriedad, alegría y humor, celebración de la amistad y la búsqueda del arte y la verdad, que nos une». A Cobos Wilkins, añade, «la música le fascina y le motiva y, de hecho, yo miro con lupa las letras de las canciones que canto y la poesía me encanta».

¿En qué anda ahora? «Comenzando la gira de verano, ´Antología´, de repertorio de mis 32 años de carrera con varios formatos musicales y con muy buenas fechas. Por otro lado, estoy preparando un trabajo con Chano Domínguez. También intentando volver a escribir mis propios temas. Y trabajando en Radio Gladys Palmera.com, en mi programa musical ´Cantes rodados´, con el que llevo tres años de emisión quincenal. A la vez, sigo impartiendo mi conferencia cantada ´La Mujer y la Copla en nuestra educación sentimental´».

Cobos Wilkins, por su parte, explica que no puede responder si se encuentra en plena madurez creativa. «Lo que sí sé es que vivo un momento de gran intensidad y autoexigencia creadora, de rigor y vuelo imaginativo, recordando a mi ilustre paisano Juan Ramón Jiménez hablaría de un tiempo en el que las alas están arraigadas y las raíces tienen alas. Conciencia y emoción se abrazan como amantes. Ahí me siento habitante y habitable», dice. El éxito del espectáculo, aclara, se debe a varios factores: «La fértil relación personal y creativa establecida entre la genial cantante Martirio y yo, la sinceridad y honestidad de unos trabajos que, cada uno en su área, arriesgan en cada propuesta, que indagan, que no se conforman con un camino trillado, fácil y comercial, la libertad creadora como bandera, el no venderse ni traicionarse como insignia, la pasión por lo que hacemos, la entrega hasta el escalofrío, los vasos comunicantes entre nosotros, porque Martirio ama la poesía y yo la música... Todo esto se funde y se transmite en un darse al público que aúna emoción y sonrisa, que amartela la belleza y la reivindicación».

Alaba la «permanente evolución» de Maribel Quiñones, incluida la estética» y afirma, en relación a lo que proyectan ambos desde el escenario, que en este tiempo «volátil y banal, de injusticias, de indignidades, la belleza es revolucionaria y puede contener la vindicación del pan y la luz». «La palabra poética, ese beso de la lengua -y con lengua- entre ética y estética, es también esa fusión. Como una bomba de luciérnagas», remata.

De su último poemario destaca la crítica la pureza de su expresión, la hondura lírica. «Nunca he braceado en corrientes poéticas establecidas, me ahogo. A mis fantasmas personales (cuesta tanto tenerlos, retenerlos...) les bordo mis iniciales en sus sábanas», recalca.

¿En qué anda ahora? «Tengo o me tiene un nuevo libro de poemas. En ello estoy, y confía en que vea la luz de fuera el próximo año. También me ronda la prosa, por ahora ronda debajo del balcón, todavía no le he tirado la escala para que suba. En cuanto a llevar una obra mía al cine..., sí, existe la voluntad de llevar a la pantalla ´Pan y cielo´, mi última novela, pero de momento, tal como respira -respira asfixiada- la industria cinematográfica es eso, proyecto, deseo», concluye.