En la portada de Fuimos canciones iguala en tamaño y tipografía su nombre al del título, sacas pecho por vender un millón de ejemplares y desafía al lector diciéndole que se va a enamorar. No se lo tomes a mal pero ¿no es usted un poco pretenciosa?

Tengo poco que decir porque fue cosa de la editorial pero sí, es la primera vez que igualan mi nombre al del título. Cuando me enseñaron la propuesta me sorprendió pero... quisieron una portada en línea con lo que se estaba haciendo en el mercado anglosajón. Poner lo del millón de ejemplares es porque es un sueño hecho realidad y nos hacía ilusión ya que la cifra se ha alcanzado gracias a las lectoras que están a nuestro lado.

¡Vaya tirón!

Tengo claro dónde estoy hoy, pero no sé dónde estaré mañana. Esta es una carrera de fondo. Ahora los libros están funcionando muy bien pero eso lo que me produce es un poco de vértigo. Me da miedo que alguien se decepcione al leer un libro mío porque no cumple con las expectativas despertadas.

¿Sufre mucho?

Soy muy sufridora. Cuando saqué el primer libro y supe de la tirada con la que salíamos soñaba con que se quedaban en mi casa cajas y cajas de libros. Siempre tengo el gusanillo de pensar: «¿Y si no funciona?».

Pues Valeria la ha convertido en una superventas.

Es algo que no me planteo porque me supone una gran presión. Sé que todo está saliendo muy bien pero me lo tomo con cautela y aplico la cultura del esfuerzo. Sé que debo esforzarme al doscientos por ciento y tengo miedo a que el esfuerzo no sea suficiente.

¿Tanto le asusta defraudar?

Muchísimo. Tengo miedo a defraudar a la lectora fiel que ha recomendado y regalado mis libros y que, en uno de ellos, no se enganche o suspire por él. Una de las cosas que más me sorprende es que Valeria salió hace cinco años y sigue estando en las listas de los libros de bolsillo más vendidos.

Este libro, antes de salir, ya era líder de ventas.

Fue porque hicimos una preventa. La gente confiaba y lo compró.

¿Son sus libros adictivos?

Ojalá. Yo hablo de un imaginario común que todos tenemos, busco que la gente se reconozca en ellos y siempre tengo en la cabeza al lector.

¿Cómo maneja el ego?

El ego es un monstruo que cuanto más alimentas más hambre tiene. Hay que cuidar el amor propio pero no el ego porque éste es malo para el trabajo.

¿Hay que fiarse de todo lo que dice o hace @Betacoqueta?

Mis redes están relacionadas con el tema editorial porque son la plataforma que me permite crear experiencias.

¿Cuántas horas dedica a las redes sociales?

Una media de tres o cuatro horas al día. Intento contestar a los mensajes e interactuar. Cuido a la gente porque ella es la que me ha permitido dedicarme a escribir.

¿La gente joven lee libros en papel?

Sí, doy fe. Se vaticinaba un futuro muy oscuro pero las nuevas generaciones son muy lectoras y además voraces, leen de todo.

Si a veces lo que fuimos da sentido a lo que somos, ¿cómo fue de pequeña Elisabet Benavent?

Siempre estaba cantando, bailando y jugando. Era bastante independiente y festivalera. Mi madre dice que muy Juanita la fantástica.

Es usted muy productiva: 18 libros en cinco años.

Tuve la ventaja de que tener siete ya escritos cuando me autopubliqué el primero y solo tuve que corregir. El resto sí que los inicié de cero.

Imagino que dormirá usted muy poco.

Dormir está sobrevalorado, cuanto menos duermo mejor funciono.

¿Qué libro le gustaría haber escrito?

Canciones de amor a quemarropa, de Nickolas Butler.