El nuevo ministro de Cultura y Deporte, el almeriense José Guirao Cabrera, llega al cargo tras una larga y sólida trayectoria como gestor cultural que mucho tiene que ver con el despegue que Málaga protagonizó en este campo a finales de los años ochenta y comienzos de los noventa. Como director general de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía, puesto que ocupó entre 1988 y 1993, Guirao estuvo tras importantes acciones que encauzaron el desarrollo malagueño hacia el camino de la cultura. Desde la recuperación del Castillo de Gibralfaro hasta los primeros trazos de lo que después sería el Museo Picasso, pinacoteca que ha abanderado como ninguna otra la apuesta de Málaga por el arte, la implicación y conocimiento del recién nombrado titular de Cultura fue fundamental.

Licenciado en Filología Hispánica, José Guirao fue responsable del Área de Cultura de la Diputación Provincial de Almería desde 1983 hasta 1987. En junio del año siguiente, fue nombrado director general de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura y Medio Ambiente de la Junta, siendo el presidente andaluz José Rodríguez de la Borbolla, cuyo gobierno estructuró el programa Andalucía 92, destinado a subir en el tren de la modernidad a la comunidad. En materia cultural, este plan, que se materializaría bajo el mandato de Manuel Chaves, llevaba consigo el proyecto de consolidación de la Alcazaba y el Castillo de Gibralfaro, así como la intervención arqueológica en el Teatro Romano que demostró la existencia de parte del monumento bajo la Casa de la Cultura y dio cuenta de su estado de conservación.

«Picasso Clásico»

Guirao también estuvo tras el Plan de Catedrales de la Junta, que en los noventa ejecutó la rehabilitación del templo malagueño, aunque el diamante de su gestión, al menos en lo que respecta a Málaga, fue sin duda la exposición Picasso Clásico en 1992, la primera gran exposición del genio de la plaza de la Merced en su tierra natal y el punto de partida del Museo Picasso. Según recuerda el historiador Fernando Arcas, que por entonces era delegado de Cultura, Guirao, al que califica como «un gestor brillante en todo lo referente al patrimonio histórico y las artes», supo ver «el potencial de Picasso e identificar lo importante que podía ser para Málaga y Andalucía».

«Para esa exposición se realizaron las obras de renovación arquitectónica integral del Palacio del Obispado como salas expositivas. Guirao fue el encargado de nombrar a los arquitectos de esta actuación, Rafael Martín Delgado e Isabel Cámara, y nombró a Carmen Giménez comisaria de la muestra, personas clave en el futuro del Museo Picasso», rememora Arcas, que apunta que vivió «muy intensamente» esta etapa con Carmen Giménez y la relación «que se estableció con la familia Picasso».

El éxito de Picasso Clásico articuló los primeros y cruciales pasos para que tanto Christine y Bernard Ruiz Picasso, nuera y nieto del pintor, mostraran su decidida y generosa intención de donar sus fondos particulares y que hoy constituyen la colección permanente del Museo Picasso Málaga, convertido en el museo más visitado de Andalucía, con más de medio millón de asistentes al año, y uno de los primeros en el ránking nacional.

Tras su paso por la Junta, Guirao se trasladó a Madrid, donde asumió la labor como director general de Bellas Artes y Archivos del Ministerio de Cultura entre 1993 y 1994. En 1994 fue nombrado director del Reina Sofía, posición que ocupó durante seis años. A partir de 2001 asumió la dirección de La Casa Encendida y en enero de 2013 fue nombrado director general de la Fundación Montemadrid. El pasado jueves, tras la dimisión de Màxim Huerta, el almeriense, un hombre que ha jugado«un papel muy importante para la transformación de Málaga», según Fernando Arcas, juró su cargo al frente del Ministerio de Cultura y Deporte.

Esperemos que su relación con Málaga permanezca en tan buena sintonía.