Consciente de que «probablemente toda la vida» siga siendo «Lamari de Chambao» para el público, la cantante y compositora que primero puso voz al concepto de flamenco chill dejó atrás de forma oficial esa coletilla con un gran concierto el pasado enero que edita este viernes en formato audio-libro. «Sentía que debía imitar algo de donde ya había salido», explicó la artista respecto de los motivos de este punto y aparte titulado De Chambao a Lamari, el cual le permitirá retomar su carrera esta vez con su propio nombre y más libertad para seguir explorando.

La decisión, incide María del Mar Rodríguez (Málaga, 1975), no fue fruto de un día, sino de varios «empujones» que arrancaron en 2005, cuando se quedó sola al frente del grupo, nacido originalmente como un cuarteto junto a los primos Daniel y Eduardo Casañ y el productor Henrik Takkenberg, el que acuñó la idea de flamenco chill. «Decidí seguir hacia delante, aunque me costó mucho. Entonces no se me pasó por la cabeza cambiarle el nombre, pero en aquella época estaba en una vorágine, con el cáncer en todo lo alto y la idea de estar a la altura de Chambao», cuenta. En esa situación siguió trabajando y publicando álbumes como Con otro aire (2007), pero no podía evitar sentirse presa de la idea de que, al incorporar nuevos sonidos, «estaba usurpando algo a los chambaeros que disfrutaban del flamenco chill» original. La constatación de que este era cada vez más su proyecto personal llegó con un último y rupturista disco de estudio, Nuevo ciclo (2016), producido por Eduardo Cabra (exmiembro de Calle 13), en el cual «rizó el rizo» al aproximarse a géneros como el candombe o la chacarera.

Le propuso el cambio de nombre a su discográfica, pero «Sony no lo vio». Por esa razón hoy por hoy camina sola de nuevo, esta vez tras poner en marcha una despedida a la altura de la historia de la banda: un concierto plagado de colaboraciones en el multitudinario WiZink Center de Madrid. «Lo pasé mal, porque el concierto se anunció en primavera de 2017 y en diciembre, a 15 días de la fecha, se habían vendido 1.900 entradas, cuando cabían 8.000 en el formato que alquilé. Al final metimos 5.000 personas, pero fue un estrés y así me puse mala la mañana misma del show», rememora. «Dopadísima» se subió a aquel escenario para ofrecer un larguísimo repertorio de 3 horas que había ensayado completo el mismo día, preocupada sobre todo porque sus invitados lo disfrutaran tanto como ella. «La premisa de las colaboraciones fue el cariño», subraya Lamari, que contó para esa velada con Rosario, Josemi Carmona y Jorge Pardo, El Langui y Arcángel.