El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, hizo hincapié ayer en que la entidad actuará para garantizar la estabilidad de precios de la zona euro cuando sea necesario, si bien el aumento de los tipos acometido ayer podría ser suficiente.

Previamente, el consejo de gobierno del BCE decidió incrementar las tasas para la eurozona en 25 puntos básicos, hasta el 4,25 por ciento, el nivel más alto desde hace casi siete años.

Trichet explicó que el máximo órgano ejecutivo del BCE tomó esta decisión por unanimidad y que el incremento del precio del dinero contribuirá a frenar la inflación y evitar efectos de segunda vuelta.

El BCE es la primera entidad monetaria, junto con el Banco Central de Suecia, en reaccionar al fuerte encarecimiento del petróleo y los alimentos.

Cautela. Trichet enfatizó que el BCE es una institución independiente, "concentrada en sus responsabilidades hacia 320 millones de habitantes", por lo que hará lo que cree que deba hacer. Estas palabras parecieron dirigirse al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien le pidió cautela y responsabilidad con sus decisiones.

Trichet añadió que la subida del precio del dinero de ayer obedece a la existencia de presiones inflacionistas y que estos 320 millones de habitantes "piden a la entidad que proporcione estabilidad de precios a medio plazo".

Las declaraciones de Trichet hacen pensar a los expertos que el BCE deja la puerta abierta a todas las opciones pero que no va subir los tipos en los próximos meses, lo que llevó al euro a perder casi dos centavos de dólar.

La analista de JP Morgan Silvia Pepino dijo a Efe que de las palabras de Trichet se desprende que el BCE "probablemente no volverá a subir los tipos de interés en lo que queda de año". Sin embargo, el analista del banco alemán Commerzbank Christoph Balz consideró que el BCE deja abiertas todas las opciones. "Consideramos muy probable un aumento de 25 puntos básicos, hasta el 4,5%, en septiembre", dijo.

Demasiada inflación. Las cifras de inflación y de crecimiento de los próximos meses determinarán la política monetaria. La inflación de la zona euro subió en junio tres décimas respecto a mayo, hasta el 4 por ciento, lo que duplica la pretensión del BCE de que esté como mucho en el 2 por ciento.

Desde hace tiempo, el BCE ha advertido del fuerte encarecimiento del petróleo y de los alimentos y ha insistido en que quiere evitar que estas subidas creen efectos de segunda vuelta y se traspasen a otros precios y a reivindicaciones de subidas salariales para compensarlas.