La crisis inmobiliaria se ha cobrado su primera víctima. La inmobiliaria Martinsa-Fadesa, una de las mayores del país, solicitó ayer un concurso voluntario de acreedores (antigua suspensión de pagos) tras constatar las graves dificultades de tesorería que afrontan. La compañía que preside Fernando Martín protagonizará así la primera suspensión de pagos de una inmobiliaria cotizada con la que, según indicó, persiguen garantizar la continuidad de su proyecto empresarial, procediendo al saneamiento y reorganización de la compañía a través de los instrumentos de la Ley Concursal. Las dificultades de la compañía provienen de la no consecución de un crédito de 150 millones de euros que le obligaba a suscribir el contrato de refinanciación de deuda que acordó con 45 entidades financieras en mayo. La no consecución del préstamo suponía la suspensión de dicha refinanciación de la deuda de 5.100 millones que actualmente soporta la empresa.