Por el contrario si queremos afrontar la crisis con holgura la ciudad de Asunción en Paraguay sería nuestro destino elegido.

Madrid y Barcelona se encuentran dentro de las 50 ciudades más caras del mundo para vivir, según un estudio sobre el coste de la vida para este año elaborado por la consultora Mercer. Concretamente, la capital de España ha subido dos puestos en relación al año pasado y ha pasado del puesto 28 al 26, mientras que la Ciudad Condal permanece en el puesto 31. Sevilla, por su parte, es más barata y se encuentra en el puesto 74 de la clasificación.

En el estudio se analizan más de 140 ciudades alrededor del mundo y se miden comparativamente los precios de más de 200 productos y servicios, entre los que destacan vivienda, comida, ropa, transporte, ocio y electrodomésticos, entre otros.

Moscú encabeza el ranking al aparecer como la ciudad más cara del mundo para vivir por tercer año consecutivo, seguida de Tokio, que escala dos posiciones respecto al año pasado, mientras que Londres cae un puesto y se sitúa en la tercera posición. Oslo sube seis puestos y ocupa el cuarto lugar, seguida por Seúl, en quinto lugar, frente a Asunción (Paraguay), que es la ciudad más barata del mundo para vivir por sexto año consecutivo.

DECLIVE EN EE.UU. POR LA CRISIS 'SUBPRIME'.

Según el estudio, la diferencia entre las ciudades más caras y las más baratas del mundo parece estar acrecentándose, contrariamente a la tendencia que se observaba el año pasado. La única ciudad Norteamericana que aparece este año entre las 50 ciudades más caras del mundo es Nueva York, en el puesto 22, al caer siete puestos en un año.

Todas las demás ciudades de Estados Unidos han experimentado un declive significativo en el ranking. Así, Los Ángeles ha pasado del puesto 42 al 55, Miami del 51 al 75 y Washington del 85 al 107 (74,6 puntos). Este retroceso es achacable a la devaluación del dólar frente a la mayoría de las grandes divisas mundiales, a lo que se suma la crisis 'subprime' y la caída de los créditos que ha provocado la disminución de las inversiones por parte de los negocios y ralentizado el gasto de los consumidores.