El ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, reconoció ayer que el crecimiento español seguirá "débil" durante varios trimestres y se situará alrededor del 1,6% al cierre del presente ejercicio, aunque, a su parecer, la desaceleración "tocará fondo" en 2009, momento a partir del cual se observará una gradual recuperación, según apuntó.

Durante su comparecencia en la Comisión de Economía y Hacienda en el Congreso de los Diputados para explicar la actitud del Gobierno frente a la crisis, pidió tranquilidad para afrontar las dificultades actuales, y recordó que los soportes de la economía, que aún son sólidos, permiten ser "razonablemente optimistas" de cara al futuro sin dejar de reconocer la gravedad de la situación.

Solbes reiteró que el crecimiento "tocará fondo en 2009" y que volverá a repuntar a lo largo de 2010, año en el que se debería recuperar una tasa del 3%. Esta recuperación a partir de 2009 será posible si se normalizan los mercados financieros internacionales y el precio del petróleo, explicó.

Además, el ministro consideró que las tensiones de precios continuarán aún más durante los próximos meses, lo que permitirá que se produzca algún incremento adicional de la inflación en los próximos meses. También aseguró que al Ejecutivo no le ha sorprendido el aumento del precio del crudo ni el encarecimiento de la financiación, pero reseñó que no era previsible que estos fenómenos fueran tan violentos.

Datos realistas. Para Solbes, el diagnóstico que ofrece el Gobierno sobre la situación económica intenta ser lo más realista posible basándose en los últimos datos disponibles. No obstante, reconoció que las previsiones de la economía española están condicionadas a la normalización del entorno internacional que, según el vicepresidente económico, deberían permitir que la economía vuelva a crecer en el entorno de su potencial en el año 2010, potencial que no ha disminuido pese a las dificultades.

Según Solbes, la economía española dispone de muchas fortalezas para afrontar este periodo, lo que permite ser "optimista". Sin embargo, a pesar de estas fortalezas, reconoció el deterioro presupuestario y vio probable que la cuentas del Estado cierren el año con un ligero déficit en 2008 y 2009, aunque aseguró que al Gobierno no le preocupa el deterioro coyuntural de las cuentas porque, según indicó, es algo previsto y plenamente compatible con la estabilidad presupuestaria.

En cuanto a la actitud del Gobierno ante la crisis, aseguró que el Ejecutivo ha reaccionado con la máxima rapidez poniendo en marcha numerosas medidas. Igualmente destacó la importancia de saber lo que no hay que hacer, y rechazó que el Gobierno vaya a ayudar con el dinero de los contribuyentes a las empresas privadas que tomaron decisiones "poco acertadas".