Los países de la zona euro liberaron este sábado un paquete de ayuda de 12.000 millones de euros para asistir de forma inmediata a Grecia y se comprometieron a concretar "en las próximas semanas" el segundo rescate al país para evitar un posible contagio de la crisis.

En una teleconferencia, los ministros de Finanzas europeos dieron luz verde al desembolso de su parte del quinto tramo del paquete de ayuda aprobado el pasado año.

La zona euro facilitará este mes a Atenas 8.700 millones, a los que se sumarán 3.300 millones más procedentes del Fondo Monetario Internacional (FMI), que autorizará la operación en los próximos días.

La aprobación por parte del Parlamento griego del nuevo plan de ajustes pactado por el Gobierno con sus socios internacionales terminó por vencer las resistencias de algunos países, que condicionaban la concesión de la ayuda más urgente a la introducción de los nuevos recortes.

Este sábado, los ministros dieron la bienvenida a la aprobación de esas "leyes clave para la estrategia fiscal y las privatizaciones" y subrayaron el "firme compromiso" de las autoridades griegas de adherirse a la estrategia prevista, pidiendo el apoyo a todos los partidos políticos.

En paralelo, el Eurogrupo acordó cerrar en las "próximas semanas" las "modalidades precisas" del segundo rescate, que debería aportar a Grecia unos 85.000 millones de euros, que se sumarán a los 110.000 otorgados en 2010.

Las precisiones se centran, principalmente, en la participación del sector privado en el nuevo rescate, que debería cubrir las necesidades financieras de Grecia hasta 2014.

En este sentido, los ministros tomaron hoy nota de los compromisos expresados por entidades bancarias en cuanto a su disposición a contribuir a la ayuda, después de las negociaciones informales mantenidas por Francia y Alemania con sus respectivos sectores bancarios.

Alemania, el país que más ha luchado por pasar parte de la factura de la crisis griega a la banca, anunció esta semana un acuerdo con las entidades de su país para reinvertir en Grecia unos 3.200 millones de euros.

Por su parte, los banqueros franceses están dispuestos a reinvertir el 70 % de los títulos que venzan en los próximos tres años: de los cuales, el 50 % serviría para adquirir nuevas obligaciones con un plazo de 30 años; mientras que el 20 % restante alimentaría un fondo de inversión en activos de gran calidad, dedicado a avalar los nuevos préstamos griegos.

Esta modalidad supondría que sólo se volvería a prestar a Grecia el 50 % de las cantidades devueltas, pero permitiría consolidar el carácter voluntario de esta contribución, alejando el riesgo de declaración de impago.

En conjunto y según publicaron ayer medios griegos, en el reparto total el 30 % provendría del FMI (25.500 millones) y el resto (59.500 millones) de la zona euro, de los cuales 30.000 procederían de la banca.

En los últimos días, han avanzado las especulaciones sobre un posible retraso a septiembre del segundo rescate, que será tratado con toda seguridad en la reunión que los ministros de Finanzas celebrarán el 11 de julio.

Según fuentes comunitarias, la negociación está aún "en una etapa temprana" y hace falta "tiempo" para tomar decisiones, un mensaje que hoy los ministros parecieron tratar de matizar.

Ante todo, la zona euro quiere evitar que las agencias de calificación de riesgos declaren impago parcial de la deuda helena, por considerar que tendría un impacto económico mundial superior a la caída de Lehman Brothers en 2008.

El Banco Central Europeo ha alertado con insistencia sobre esta posibilidad y ha amenazado con dejar de aceptar deuda griega como aval en las operaciones de refinanciación de los bancos griegos en caso de que la solución acordada provoque esta declaración de impago.