El Gobierno ha propuesto castigar a los vehículos más sucios -no solo los que contaminan con CO2 sino también los que emiten dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas en suspensión (sobre todo los diesel), mediante la modificación del actual impuesto de matriculación.

"En principio, las comunidades autónomas están de acuerdo" y los ayuntamientos desean analizar antes las consecuencias recaudatorias, ha explicado el secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, tras reunirse la conferencia sectorial de medio ambiente.

Para ello, se revisará la disposición adicional octava de la ley de calidad del aire (ley 34/2007), que regula el impuesto de matriculación.

"Este impuesto tiene una orientación medioambiental", no recaudatoria, ha añadido Ramos, en cuya opinión los efectos económicos no tienen por qué variar "sustancialmente", aunque no existe una estimación económica.

"Se trata -ha afirmado- de tener un instrumento fiscal más potente para que los ayuntamientos puedan hacer que en sus calles circulen coches con menos emisiones" contaminantes.

Los vehículos que más emiten no son únicamente los de dióxido de carbono sino también los de dióxido de nitrógeno y partículas en suspensión (diesel), tal y como recogía el Plan de Calidad del Aire, aprobado por el anterior Gobierno socialista.

Este Plan, que se elaboró "sin consenso de las comunidades autónomas y sin la participación de los ayuntamientos", también será objeto de revisión, ha añadido el alto cargo.