No se puede decir que no fuera en esta ocasión por no estar avisados, no señor. Y es que viendo recientemente esta semana lo ocurrido con las preferentes de Novagalicia Banco, las cuotas participativas de la CAM y las acciones de Banca Cívica, uno se pregunta si Internet vale para algo. Es solo teclear en Google ´participaciones preferentes´ o ´cuotas participativas´ y ver los comentarios que salían en prensa y en webs de economía cuando las entidades financieras las estaban comercializando y que aún así se comprasen, cuando menos es indicio de que la gente no está preocupada por dónde tiene su dinero metido.

Vale que me digáis que es que no toda la gente ve Internet. Puede ser. Pero me niego a creer que los que cayeron en estos productos no tienen a algún conocido que les pueda asesorar o alguien de su confianza a quién le pudiesen preguntar.

Pero el caso no sé si porque confían aún en las entidades financieras o porque los empleados de su sucursal tienen una capacidad de convencer a la gente fuera de lo normal, que muchos clientes cayeron y compraron estos productos con sus ahorros, muchos de ellos teniendo en cuenta que es su única forma de subsistencia.

Y como dice el refranero español, muy sabio en la mayoría de las ocasiones: ´de aquellos polvos vinieron estos lodos´.

Lo realmente curioso es que estos productos sofisticados, que yo más bien definiría de diseño para que el cliente en ningún momento sepa donde mete sus ahorros, se comercializaron cuando ya la crisis llevaba un par de años en marcha y se había observado el papel importante que tuvieron las entidades financieras en ella. Aún así, confiados ellos, decidieron fiarse de sus entidades e invertir. Unos, perdidas desorbitadas, a otros ya les han confirmado que su inversión vale cero, y otros, con pérdidas subyacentes en acciones de la entidad que se vendieron abusando de la confianza de los clientes y apelando a un ´ya sabes que trabajamos bien y nunca te hemos engañado´.

¿Por qué a un jubilado le puede ´colocar´ una entidad financiera acciones preferentes sin decirle el riesgo que ello conlleva? ¿Cómo se le pueden ofrecer cuotas participativas a viudas (acciones sin derecho a voto que emitían las cajas de ahorro) a sabiendas que las cuentas en las que se basaba llevaban años siendo falsificadas? ¿Cómo se ha podido vender a matrimonios mayores acciones de una entidad financiera cuando saben a ciencia cierta que esa entidad tendría que ser rescatada?

De toda la vida, estos perfiles de clientes que quieren seguridad sobre todo, han sido los amigos del plazo fijo tradicional, la libreta de ahorro y, como mucho del fondo de inversión en renta fija. ¿Cómo es que ahora han decidido cambiar a un tipo de inversión de riesgo, de muy alto riesgo? Los cantos de sirenas siempre han sido muy tentadores, y claro está, si se le dice a un ahorrador que se le pude dar un 2% a un año a plazo fijo o que por ser él, le pueden vender acciones que garantizan un 8% anual sin correr riesgo, es indicativo de que el ´timo del tocomocho´ ya está en marcha y ´el pardillo´ ya ha picado. Es la única respuesta que se me ocurre para que clientes de perfiles de productos sin riesgos y ´amantes del plazo fijo´ ahora se ven en la tesitura que de sus 6.000 euros, ahora no tienen nada en algunos casos o muy poco en el mejor de los supuestos.

La banca de cliente se olvidó se metieron las entidades a la banca de producto. Lo importante fue vender y vender determinado producto sin ver si era o no el adecuado al perfil del ahorrador. No sé si la banca estará a tiempo, pero debería de volver a la banca del cliente si no quiere ver como su ya denostada imagen acaba, si cabe, más por los suelos.

José Luis Del Campo Villares, iAhorro.com, comparador de ahorro