La expropiación de la petrolera YPF decretada por la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, representa el momento más crítico en los 30 años de relación con España desde que ambos países instauraron la democracia tras sendas dictaduras.

La medida de Fernández abre un escenario de incertidumbre con el Gobierno de Mariano Rajoy tanto en el plano político como económico, al ser Argentina uno de los países donde las empresas españolas tienen mayor volumen de inversiones.

El caso YPF también siembra dudas ante la repercusión que pueda tener en la Cumbre Iberoamericana que se celebrará en Cádiz el próximo mes de noviembre.

El Gobierno del PP se ha marcado esta cita como un punto de inflexión en la relación de España con América Latina y como una ocasión para volver a reunir a la casi totalidad de los mandatarios de esta región, después de la progresiva pérdida de protagonismo que la cumbre ha tenido en los últimos años.

Hasta la decisión de Fernández de arrebatar a YPF de las manos de Repsol, el trato con el Ejecutivo de Rajoy había sido de tanteo, con el deseo mutuo de prolongar el clima de sintonía heredado de los ocho años de la etapa del PSOE en el poder.

Aunque el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero no estuvo exento de algunos episodios de tensión, como la nacionalización en 2008 de Aerolíneas Argentinas, por entonces en poder de la española Marsans, el respeto y la cooperación caracterizaron el trato con el Gobierno del fallecido Néstor Kirchner y el posterior de su esposa, Cristina.

La amistad de la mandataria argentina con la exvicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega contribuyó de manera particular a atajar algunos problemas políticos y empresariales.

La firma del acuerdo de Asociación Estratégica entre ambos países suscrito en 2005 y la visita de Estado que Cristina Fernández hizo a España en 2009 fueron reflejo de la cordialidad que marcó esta etapa.

Apoyo en la crisis del "corralito"

Durante el mandato de José María Aznar (1996-2004), la relación también atravesó un período de bonanza cimentado en la colaboración económica y en el desembarco de empresas españolas en Argentina en el período de Carlos Menem.

La relación se consolidó aún más después de que el Ejecutivo de Aznar estuviera del lado de Argentina durante la crisis del 'corralito' y se mantuviera el apoyo mutuo a las aspiraciones soberanistas sobre las islas Malvinas y de Gibraltar frente a Gibraltar.

También la etapa de Felipe González contribuyó a dar solidez a la amistad entre ambos países, después de la dictadura militar en Argentina (1976-1983) que devolvió la democracia al país sudamericano bajo la presidencia de Raúl Alfonsín.

La visita de los Reyes en 1985 a Buenos Aires supuso un espaldarazo a los vínculos entre ambos países, así como el Premio Príncipe de Asturias a la Cooperación Iberoamericana que Alfonsín recibió ese mismo año.

En su deseo de colaboración, ambos países estudiaron soluciones para el pago de 800 millones de dólares que Argentina debía a España, que cristalizaron en el Tratado General de Cooperación y Amistad bilateral suscrito el 3 de junio de 1988.

Las relaciones diplomáticas entre los dos países se entablaron oficialmente el 20 de febrero de 1939, con el comienzo del franquismo.

Argentina envío a España alimentos tras la Guerra Civil e hizo patente su solidaridad con el pueblo español con la histórica visita a Madrid en 1947 de Eva Perón, la esposa del presidente argentino Juan Antonio Perón.

Aunque la amistad durante la dictadura franquista tuvo momentos delicados, se apaciguaron con el exilio en España del exmandatario argentino entre 1960 y 1972.