La agencia de calificación Fitch estima que el coste fiscal de reestructurar y recapitalizar el sistema bancario español será de alrededor de 60.000 millones de euros, un 6% del PIB, cifra que podría ascender hasta 100.000 millones de euros en los escenarios más adversos.

En este sentido, señala que la reducida flexibilidad de financiación del Gobierno español está limitando su capacidad para intervenir de forma decisiva en la reestructuración del sector bancario y ha incrementado la probabilidad de que necesite ayuda financiera externa.

Esas cantidades se mueven cerca de las que este jueves ha ofrecido el secretario general del Partido Popular Europeo (PPE), Antonio López-Istúriz, quien ha hablado de entre 80.000 y 100.000 millones, en el caso de que el Gobierno español decidiera finalmente recurrir a dicha opción tras conocer el informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el resultado de la auditoría elaborada por las consultoras Oliver Wyman y Roland Berger.

"Las cifras normalmente entran dentro de lo que este fondo es capaz de aceptar. Este fondo tienen 240.000 millones y las cifras que se están manejando están en torno a los 80.000 o 100.000 millones o menos, dependiendo de los informes, pero siempre entran dentro de las posibilidades de este fondo", ha asegurado en una entrevista en TVE, recogida por Europa Press.

No obstante, López-Istúriz ha reiterado que de momento es una cuestión que se está debatiendo y que será el Gobierno español "soberano y elegido" el que tome las decisiones sobre si recurrir o no a este fondo, en el caso de que finalmente la Unión Europa decida crear "los mecanismos para ayudar a la banca española" durante el Consejo Europeo que tendrá lugar el próximo 28 de junio.

Por su parte, la agencia Standard & Poor's sitúa entre los 20.000 y los 52.000 millones de euros las necesidades del sistema financiero español, ante las pérdidas generadas en los créditos de las entidades, especialmente en los activos vinculados al sector inmobiliario.

Standard & Poor's plantea un escenario por el que hasta finales de 2013 los bancos deberían declarar unas necesidades de entre 80.000 y 112.000 millones de euros, incluyendo las pérdidas que quedan pendientes de declarar de 2011 y que se sitúan entre 5.000 y 16.000 millones de euros.

A juicio de la agencia, el sistema financiero sería capaz de absorber por sí mismo 60.000 millones de estas pérdidas durante este año y el próximo, a través de provisiones con cargo a los resultados operativos.

De esta forma, quedaría un déficit por cubrir de entre 20.000 y 52.000 millones de euros (entre 14.000 y 36.000 millones de euros después de impuestos). De esta suma, 10.000 millones podrían ser absorbidos por el Fondo de Garantía de Depósitos, a través del esquema ya proporcionado para la CAM y Unnimm.

Adicionalmente, los bancos podrían cubrir parte de la suma mediante la venta de activos, absorbiendo parte de las pérdidas mediante participaciones preferentes y consumiendo su reserva de capital.

"En este contexto, pensamos que la aportación de capital que el Gobierno español o la Unión Europea tendrían probablemente que suministrar a los bancos españoles sería razonable y se concentraría en un número limitado de instituciones", concluye.