Grecia amaneció hoy con los bancos cerrados tras la imposición esta madrugada de un 'corralito', que limita a 60 euros las retiradas en efectivo de los cajeros automáticos y contiene medidas de control de capitales que superan con creces las vividas hace dos años en Chipre.

Según el decreto oficial, las entidades bancarias griegas cerrarán hasta el 6 de julio, periodo que puede modificarse por decisión del Ministerio de Finanzas. Lo mismo ocurre con la Bolsa de Atenas.

El documento especifica que el primer día del cierre de los bancos, los cajeros funcionarán un máximo de doce horas.

Se podrán realizar pagos con tarjeta en el interior del país así como transacciones internas a través de los servicios bancarios de las páginas web.

Los desembolsos a través de tarjetas de prepago se podrán efectuar con el límite que tenían antes de la puesta en marcha de estas restricciones.

Las medidas no se aplicarán a los turistas, quienes podrán realizar transacciones y retiradas de dinero en los cajeros automáticos utilizando las tarjetas de crédito o débito emitidas en sus países de origen.

Las transacciones al extranjero se limitarán a operaciones de primer necesidad como la compra de medicinas o el pago de costes médicos.

El pago de las pensiones está excluido de las restricciones y los bancos anunciarán en qué oficinas se realizará su abono. Para ello, varias sucursales bancarias abrirán previsiblemente este lunes para pagar a los pensionistas que no puedan utilizar las tarjetas bancarias para recibir su asignación.

El 'corralito' entra en vigor en un momento especialmente sensible, pues coincide con el pago de pensiones y salarios, así como vencimiento de facturas. Este lunes, las colas a las puertas de las entidades financieras eran ya numerosas.

En un mensaje televisado, Tsipras acusó al Eurogrupo de haber precipitado esta situación al haber negado a Grecia una prórroga del rescate y anunció que había urgido a los líderes de la eurozona y de las instituciones que la componen replantearse esta negativa.

Tsipras comunicó la imposición de un 'corralito' en un mensaje televisado tras un Consejo de Ministros de emergencia, en el que evitó dar detalles sobre las medidas en concreto y el momento de su entrada en vigor.

Con anterioridad, el consejero delegado del Banco del Pireo, Stavros Lekkakos, ya había adelantado que los bancos griegos no abrirían este lunes, después de que los acreedores rechazaran la petición de Atenas de prorrogar el programa de rescate.

Poco después, Tsipras confirmaba por televisión el cierre de las entidades financieras del país y ordenaba el control de fondos, al tiempo que garantizaba los salarios y las pensiones.

El primer ministro heleno acusó al Banco Central Europeo de obligarle a tomar esta decisión. Tsipras ha realizado una llamada a la calma y ha garantizado la seguridad de los depósitos de los ciudadanos griegos.

"La negativa de la prórroga conlleva medidas de restricciones bancarias en la retirada de depósitos", afirmó Tsipras.

El primer ministro aseguró que los depósitos de los griegos no corren riesgo y el pago de salarios y pensiones están garantizados, pese a que el país heleno arrastra una tasa de paro cercana al 26%.

Tsipras anunció además que ha solicitado nuevamente al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y a los líderes de la eurozona una prórroga del rescate de unos días, petición rechazada por el Eurogrupo este sábado.

"Ellos son los que pueden tumbar la decisión del Eurogrupo y permitir al Banco Central Europeo que siga apoyando a la banca griega", dijo Tsipras, quien culpó al Eurogrupo de haber provocado que la entidad monetaria europea no haya elevado hoy el límite de créditos que pueden pedir prestados los bancos griegos.

Mensaje tranqulizador del BCE

En cualquier caso, el Banco Central Europeo (BCE) envió este domingo un mensaje tranquilizador al anunciar que mantendrá las inyecciones de liquidez a la banca griega, aunque sin elevar el techo máximo de los préstamos de emergencia de actualmente en torno a los 99.000 millones de euros.

En Atenas, el consejo de estabilidad financiera se reunió para valorar esta decisión y al término del encuentro el ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, afirmó escuetamente que el Gobierno tomará "toda medida que sea necesaria para que no haya problemas en la vida cotidiana de los griegos", no logrando con ello despejar la duda sobre si el lunes los bancos abrirán o no.

Tras firmar el decreto que oficializa la convocatoria del referendo, el presidente de la República, el conservador Prokopis Pavlópulos, manifestó su confianza en que los ciudadanos mostrarán "madurez" y "determinación", pues "la gente sabe lo que está en juego".

La consulta se celebrará el próximo domingo 5 de julio y, para que su resultado tenga validez, debe contar con una participación de al menos un 40 % de los votantes.