Lo afirma Yanis Varufakis, entre otros muchos expertos que se dedican a estudiar las finanzas públicas de los países europeos.

Otros señalan que el problema es de financiación o liquidez, como Daniel Lacalle.

En mi humilde opinión, Grecia tiene ambos problemas al mismo tiempo. Una economía con muchas reformas pendientes, en el plano fiscal y de competencia en los diferentes mercados, que es incapaz de crear riqueza suficiente para pagar sus deudas corrientes y con el exterior, se puede perfectamente calificar de insolvente.

Igualmente, una economía que sin los recursos de la "anteriormente conocida como Troika" no puede pagar su gasto corriente, tiene un problema grave de liquidez, que solo solventa con la deuda barata de sus socios y del FMI. Que los tipos de interés que se le cobran a Grecia son baratos, nadie lo duda. El problema es el descabellado endeudamiento al que responde, 317.000 millones de euros en 2014 (una deuda per cápita de 28.867 euros).

Destacaría dos hechos importantes a tener en cuenta:

1.- Goldman Sachs ayudó al Gobierno heleno a manipular sus cuentas para entrar en el Euro. La contabilidad creativa se inicia en el año 2002. Primero con gastos militares que fueron sacados de balance y después con miles de millones de euros en deuda hospitalaria. Goldman instrumentó figuras invisibles a los ojos de los controladores del Eurostat: derivados financieros con los cuales el gobierno podía obtener liquidez en préstamos diluidos a 30 años. Se acusa a los griegos de mentir para entrar en el Euro. Sin embargo, los responsables son los oligarcas del país y la omnipresente Goldman Sachs ¿Han pagado por ello? Dejo la pregunta en el aire.

2.- La mayor parte del millonario rescate no ha ido a las cuentas corrientes de los griegos, ni a consolidar su estado del bienestar o a implementar medidas de crecimiento económico, en absoluto. Algunas fuentes cifran en solo 15.000 millones lo que ha ingresado la economía helena, el resto se ha quedado por el camino o, principalmente, ha ido a pagar las deudas que se tenía con los bancos extranjeros, con especial protagonismo de las entidades financieras alemanas y francesas. Riesgos asumidos por bancos que acaban pagando los contribuyentes ¿Les suena?

Los negociadores de Syriza buscaban un acuerdo que les garantizara poder reactivar la economía, no solo ir pagando sus deudas. Si Grecia es insolvente, en otras palabras, primero necesita ser solvente y después ir pagando sus deudas, con lo que el crecimiento económico es vital. Sería la negociación de un préstamo hipotecario que el cliente no puede pagar, en el que el banco le amplía la hipoteca para pagar las cuotas, aunque el cliente no tiene trabajo.

Para los acreedores, el problema es distinto: exigen que el 'hipotecado' le proponga unas medidas para encontrar trabajos creíbles, antes de ampliarle la hipoteca.

¿Qué pasará a partir de ahora?

Tengamos muy claro que la quiebra y posterior salida de un país de la zona euro y, con toda probabilidad, de la unión económica europea, es una situación totalmente nueva. Lo que puede pasar en un futuro próximo nadie lo sabe.

Hay analistas que temen que la salida de Grecia del euro arruinada sea mucho peor que la quiebra de Lehman Brothers para la economía mundial. Además, países como EEUU temen los peligros geoestratégicos de un país militarizado con una población sin futuro a corto plazo.

Consecuencias del referéndum en Grecia

Las fases del desastre son:

En primer lugar, el corralito que vive el país: bancos y Bolsa cerrados. Los ciudadanos solo pueden sacar 60 euros al día.

Llegado este momento, los acreedores podrían intentar proponer un plan más favorable a Grecia para intentar evitar el referéndum (que se hace a una población aterrorizada y sin el conocimiento económico suficiente para saber qué atenerse), o bien esperar a que un eventual 'sí' les permita negociar de nuevo, esta vez con la sartén por el mango. En este caso, se producirían elecciones anticipadas, y a saber cómo continúa el melodrama. Grecia ha de reformar su economía y los europeos debemos darle tiempo, o la historia se repetirá en poco tiempo.

Si se produce el 'no' del rescate, el escenario se llena de nubarrones, muy grises. Para la economía mundial las consecuencias son impredecibles. Grecia solo supone el 2% del PIB, pero sus efectos en una economía de crecimiento débil e inestable puedes ser devastadores. Por otra parte, si un país quebrado se abandona a su suerte, ¿quién querrá entrar en este grupo de socios insensibles? Es más, ¿qué pensarán los especuladores e inversores con escrúpulos (haberlos, haylos) de la zona Euro cuando un país empiece a ser insolvente o presente graves problemas de liquidez? Si su tamaño es relativamente pequeño, apostar contra el país sería caballo ganador. Y la Unión Monetaria Europea se rompería en esta o en la próxima crisis asimétrica que se produjera.

Para Grecia, la situación sería dramática a muy corto plazo. Un nuevo Dracma devaluado entre el 50 y 70%, según los expertos, empobrecería de golpe a la población. Al ser un país importador, los costes se dispararían. Ciertamente el turismo se podría ver beneficiado, pero solo si la población pauperizada no fuera conflictiva, cosa que habría que ver.

Los depositantes perderían gran parte del valor de sus ahorros, que pasarían de euros a Dracmas devaluados.

La economía entraría en recesión y solo reformas y recortes muy profundos permitirían al país salir de ella.

Europa necesita estadistas, en Grecia y en la "anteriormente conocida como Troika". Los tecnócratas nos llevan a la ruina a los ciudadanos, que no a ellos.

Pau A. Monserrat, director editorial del portal de ahorro doméstico iAhorro.com