El Banco de España ha elevado una décima, hasta el 3,2 %, su previsión de crecimiento económico para 2016, en tanto que la de 2017 la ha subido dos décimas, hasta el 2,5 %, de acuerdo con la actualización de sus proyecciones macroeconómicas publicada este miércoles.

Asimismo, ha revisado a la baja la tasa de paro para 2016 y 2017 en dos y seis décimas, respectivamente, hasta el 19,6 % y el 17,7 %.

En lo que respecta al déficit público, la entidad prevé que este año se sitúe en el 4,4 % del PIB, con lo que se cumpliría holgadamente con el objetivo fijado por Bruselas en el 4,6 % del PIB.

Para 2017 calcula que el déficit solo bajará hasta el 3,6 % del PIB, pero avisa de que esta previsión no tiene en cuenta las medidas tributarias aprobadas por el Gobierno el pasado 2 de diciembre para asegurar unos ingresos tributarios suficientes para cumplir con el 3,1 % del PIB comprometido.

Las previsiones abarcan también 2018 y 2019, años para los que prevé un crecimiento del 2,1 y el 2 %, respectivamente, lo que supone la prolongación de la fase de expansión de la economía durante los próximos tres años, aunque frenará el ritmo de avance a partir de 2017.

Según la entidad, la expansión se apoyará en los estímulos monetarios y en los progresos realizados en la corrección de algunos de los principales desequilibrios de la economía, en particular, los registrados en el proceso de desendeudamiento de los agentes privados y en la recuperación de la competitividad exterior.

La desaceleración que llegará el año próximo será consecuencia de el aumento de los precios del petróleo y del abandono de la política fiscal expansiva de los últimos dos ejercicios.

El crecimiento de la economía se va a seguir sustentando en el consumo interno, mientras que la contribución de la demanda exterior continuará siendo positiva pero decreciente a lo largo del periodo de proyección.

El Banco de España contempla riesgos a la baja para sus previsiones que provienen fundamentalmente del contexto exterior, dada la incertidumbre acerca de rumbo de las políticas económicas globales, especialmente en Estados Unidos, y ante las diversas citas electorales en países del euro. A ello suma la negociación pendiente para la salida del Reino Unido de la UE.

En el ámbito interno, destaca que el nuevo Gobierno ya está tomando medidas de ajuste presupuestario, que la entidad piensa que son una prioridad para mitigar las vulnerabilidades de la economía española, aunque reconoce que podría traer consigo un menor dinamismo de la actividad a corto plazo.

A juicio del Banco de España, la incertidumbre es mayor en relación con la agenda de reformas estructurales que ve necesarias para aumentar a productividad y dinamizar el funcionamiento de los mercados de bienes y servicios.