Su relación con Albert Rivera era tan fluida que incluso alcanzó un pacto entre su formación y Ciudadanos para las elecciones europeas de 2014. Sin embargo, el ahora candidato a la presidencia del Gobierno rompió unilateralmente el acuerdo y a Carlos Delgado le saltaron las alarmas. Ahora cuenta en un libro su experiencia con el líder de Ciudadanos.

-"Albert Rivera es un lagarto de V". Explíquese.

-Es una forma de acercarme al lector con una imagen metafórica. Yo nací en el año 1977 y los de mi generación todavía recordamos la serie de V, que trataba de unos seres que venían en un platillo volante con magníficas ropas, con un gran talante, con una gran sonrisa y muy buen aspecto, pero que al final eran lagartos que lo único que querían era comernos y convertir a la especie humana en alimento y despensa para llevarnos a su planeta. Esa es la metáfora de lo que es Ciudadanos y lo que es Albert Rivera. Detrás de esa bonhomía de Ciudadanos, al final se esconden lagartos políticos. Gente con una ambición sin límites, sin escrúpulos y actores las 24 horas del día.

-En su libro habla de la superficialidad que rodea a Ciudadanos.

-Parece mentira, pero es así. Hubo un episodio muy famoso en Madrid de unos currículos que se quedaron sin destruir en unos cubos de basura y que decían, escrito por la persona de selección de esa empresa: "No la cogemos porque es fea y de Parla". Pues Ciudadanos es así. Lo que buscan es un "mini-yo" de Albert Rivera en chicos y en chicas. Hemos tenido casos concretos, por ejemplo en Móstoles, que como eran personas de figura oronda, no daban el perfil. Solo hay que ver quiénes son. Buscan una pauta de personas apolíneas, perfectas, que den bien en la cámara. Pero luego rascas en sus figuras y ves que no hay profundidad. Y en cuanto los sacas de su ABC, de lo que tienen preparado como si fueran opositores, se quedan muy descolocados y no saben qué contestar.

-Otorga mucha importancia dentro de Ciudadanos a Fran Hervías y José Manuel Villegas. ¿Quiénes son?

-El que esté familiarizado con El Señor de los Anillos podrá imaginarse a ese personaje oscuro que susurra al rey y se convierte en una persona completamente vieja y acabada porque solo piensa en maldades y eso le lleva al lado más oscuro. Pues esos son, maquiavelos con barretina que buscan colonizar políticamente a toda la sociedad española, que no tiene ningún fin político, sino que han visto un negocio, una posibilidad de vivir de la política. De Fran Hervías no se conoce vida laboral y del señor Villegas lo que se conoce es que lo que cobraba era porque lo facturaba el propio partido. No son precisamente seres de éxito, pero sí han demostrado un éxito en las artes más sucias de la política: la traición, la conspiración, el engaño. En eso son expertos.

-Hablemos de la campaña mediática, otra cosa que denuncia en su libro.

-Hay una gran campaña a favor de Ciudadanos que orquestan los grandes poderes económicos y empresariales. Ciudadanos, por estas mismas fechas el año pasado, tenía un 3% en intención de voto en todos los sondeos. Apenas dos semanas después, el diario El País le pone una portada de "ascenso imparable" y dice que ya tiene un 8% de intención de voto. Y hoy, un año después, se habla de este señor como posible presidente del Gobierno. ¿Cómo puede ser?

-Responda usted mismo.

-Hablamos de un señor que ha estado este año tres veces en El Hormiguero. El otro día estuvo con María Teresa Campos para sacar el voto a las personas mayores. Su presencia en los medios es constante. Eso no es azaroso. Los grandes poderes mediáticos no hacen las cosas gratis. ¿Por qué lo hacen? Pues porque a los poderosos les entró pánico con el ascenso de Podemos, un partido que hablaba de salir del euro, salir de la OTAN, encarcelar a los banqueros, ofrecer una renta básica universal, nacionalizar sectores estratégicos como banca, eléctricas... Eso dio mucho pánico. Y entonces surgió la famosa frase: "Hay que hacer un Podemos de derechas".

-La frase de Josep Oliu.

-Así es. Eso lo dice Josep Oliu, presidente del Banco Sabadell. Y efectivamente, se hace un Podemos de derechas, que es Ciudadanos, la marca blanca del sistema y el partido que garantiza la estabilidad de los privilegios y del bipartidismo con esa nueva muletilla.

-No obstante, la presencia mediática no ofrece billete directo a la Moncloa.

-Ya, pero no es solo lo que sale, sino cómo sale. Siempre que va a una entrevista, le ponen delante a alguien que le da un baño y un masaje. Así podemos hacer presidente del Gobierno incluso a un cenicero. Pónganlo en un problema como les ponen a otros líderes políticos. Pero eso no interesa.

-¿Qué opina del discurso de Rivera?

-El discurso es perfecto. La cuestión es que nosotros lo compartimos. ¿Quién no quiere una mayor transparencia de las instituciones? ¿Quién no quiere que los ciudadanos se sientan más partícipes de lo que les rodea? ¿Quién no quiere que mejore la calidad de vida y profundicemos en los derechos sociales? Todo el mundo. Pero es que él no cree en nada de eso. Él dice lo que el pueblo quiere oír, lo dice con una gran pirotecnia mediática, pero no tiene intención de cumplir absolutamente nada.

-¿Y de la campaña?

-La presentación del lema de campaña de Ciudadanos no puede ser mayor ejemplo de culto al líder. Esa imagen a mí me recuerda a las fotos de Stalin o de Mao. Salvando las distancias, lo que nosotros decimos es que esto es un neofascismo. Lo que representa Albert Rivera puede ser un "fascismo soft", pero tiene todos esos rasgos de culto al líder, en cuanto alguien se salga del camino es purgado, los estatutos se interpretan de manera arbitraria. Eso me da mucho miedo. Alguien que no cumple su palabra, ni él ni su equipo, no puede estar al frente de una nación de 45 millones de habitantes. No podemos ir de Málaga a Malagón. Para eso, sinceramente, prefiero al peor PP y al peor PSOE que al mejor Ciudadanos.

-Una de las críticas más duras corresponde a la financiación.

-De hecho, durante ciertos años ni si quiera aparecen sus cuentas. Por ejemplo, en la campaña de las europeas de 2009, cuando se asocia con Libertas, vino mucho dinero de un mecenas irlandés y ahora nadie sabe dónde está el dinero, nadie sabe en qué se empleó, ni aparece en ninguna cuenta. De las fundaciones de Ciudadanos, tampoco aparecen. Hablamos de un partido opaco, incluso tiene suspensos en las organizaciones de transparencia internacional. Lo que sí tenemos acreditado es que, a partidos a los que pedía que se incorporara a Ciudadanos, les decía que todo el dinero que les llegara como grupos municipales fuera destinado directamente a Barcelona. De hecho, hemos encontrado las cartas éticas que les exige firmar a sus cargos públicos en las que dice que todo ese dinero que les llegue como grupos municipales se mande a Barcelona para pagar su campaña electoral. Es decir, que el vecino de Zamora está pagando la campaña de Albert Rivera.

-¿La conclusión suya, entonces, es que todo lo que rodea a Ciudadanos es ficción?

-Todo lo que predican es falso. Son el cinismo elevado a la enésima potencia. Hablan de regeneración y son el partido más degenerado por dentro. Hablan de democracia interna y la mayoría de sus primarias son un fraude. Hablan de limpieza y cambio en la sociedad, pero donde han podido cambiar políticamente, como en Madrid o en Andalucía, lo que han hecho es mantener a los mismos.