Izquierda Unida cerró ayer una de las campañas más difíciles para su formación. Lo hizo en el barrio de Miraflores de los Ángeles, y con el claro objetivo de repetir el escaño que sacó en 2011 Alberto Garzón para la provincia. En este caso, el cabeza de lista por Málaga, Francisco Guzmán, defendió la necesidad de que IU saque el máximo número de diputados posibles en lo que será, previsiblemente, uno de los Parlamentos más fragmentados que se recuerdan. «Por coherencia y por ser la formación que mejor defiende los servicios públicos de este país», dijo Guzmán, que se agarra a la posibilidad de entrar en el Congreso de los Diputados, a pesar de que todas las encuestas hayan indicado lo contrario.

Gran parte de la confianza que se respiró ayer en el cierre de campaña de IU se debe al desarrollo de la misma. A pesar de ser descartado en varios debates, en el partido consideran que se ha alcanzado una visibilidad notoria, especialmente debido al trabajo realizado por su candidato a la presidencia, Alberto Garzón. «A todos los sitios que ha ido Alberto hemos reventado», explicó Guzmán sobre una campaña que habría «obtenido una gran acogida entre la gente». Existe el convencimiento en IU de que todavía existe un gran número de votantes indecisos, que estarían sopesando su voto entre las diferentes alternativas que ofrece el espectro ideológico, y que finalmente se podrían decantar por la formación que presenta como la única que representa a la unidad popular. «Vemos como se nos ha ido acercando mucha gente que nos ha mostrado su afinidad», resumió Guzmán estas dos semanas.