Ha sido un año intenso en la arena política que llega hoy a su fin a lo grande. España sale este domingo a ejercer su derecho al voto para decidir quién será el presidente del Gobierno central durante los próximos cuatro años, pero también acude a las urnas para ratificar un cambio de modelo que se comenzó a ver en las pasadas municipales. Que el bipartidismo es cosa del pasado es ya un hecho. La crisis económica ha hecho mella en las conciencias y el hartazgo con la forma tradicional de hacer política en este país se ha traducido en el ascenso de nuevas formaciones que, a priori, proclaman otra forma de gobernar, otro modelo de gestión. Asentados ya en las corporaciones municipales y en los ejecutivos autonómicos, ahora Podemos y Ciudadanos quieren dejar su marca también a nivel nacional. Y si las encuestas, tan volubles en los últimos tiempos, han dado con la tecla, serán sus votantes los que determinen el camino de la próxima legislatura.

En la provincia de Málaga, estas elecciones generales han llegado con un diputado más bajo el brazo. Serán once los representantes al Congreso que saldrán hoy de las urnas y no diez como hace cuatro años. Y a ellos se unirán cuatro senadores. Y hasta ahí llegan las certidumbres. Lo demás, como ya ocurrió en las municipales, está más abierto que nunca. Aunque la victoria se moverá entre los partidos tradicionales, los sondeos dan un importante hueco a los nuevos partidos en la representación malagueña en Madrid. En 2011, el reparto de diputados estuvo claramente a favor del Partido Popular, que se quedó con seis de los diez a elegir y con tres de los cuatro senadores. El PSOE obtuvo tres diputados y un senador, e IU consiguió que el ahora candidato a la Presidencia, Alberto Garzón, se sentara en el Congreso para convertirse rápidamente en uno de los políticos revelación.

Ahora, las cuentas son muy distintas. Las encuestas publicadas en estas últimas semanas dan como vencedores a PP o PSOE, pero en ningún caso con más de cuatro diputados cada uno de ellos. A tenor de estos sondeos, será IU quien tendrá mucho más complicado sacar representación por Málaga, aunque la provincia siempre ha respondido bien a esta formación, que aspira a ser la gran sorpresa y que su candidato, Francisco Guzmán, esté en el Congreso. No hay dudas con Podemos y C´s y ambos estarán en Madrid representando a la provincia, aunque está por ver si la remontada de Podemos deja a Ciudadanos como cuarta fuerza.

Pero serán los dos partidos tradicionales los que hoy se juegan más. No es sólo una representación, es también una cuestión de prestigio, de credibilidad, de fuerza. Y ello en unos tiempos en los que su imagen está irremediablemente dañada por los escándalos políticos, la corrupción y la incapacidad para sacar a España y a Andalucía de esta sempiterna crisis económica. Es el arma que los demás partidos han utilizado contra ellos. Ilusión por lo nuevo, por lo que está por descubrir, frente al desencanto de quienes no han encontrado la clave para evitar la huida de sus votantes a otras siglas. De ahí que, y perdonen el tópico, unos y otros hayan sacado toda su artillería pesada, desgraciadamente una vez más plagada de ataques y casi huérfana de propuestas factibles.

En el PP, el cambio ha llegado de la mano del alcalde de Estepona, José María García Urbano, que lidera una lista al Congreso que ha relegado a Celia Villalobos al número 2. El partido liderado por Elías Bendodo ha tirado de la buena imagen y profesionalidad de García Urbano para intentar no perder un poder que ya se le escapó de las manos en las municipales, cuando perdió casi todos sus feudos en la Costa. Sin embargo, será muy difícil que mantenga el techo que alcanzó en 2011.

Para el PSOE, confiado en vencer hoy en la provincia, el panorama no es muy distinto. Por primera vez, es el secretario general, Miguel Ángel Heredia, el que lidera la lista al Congreso, territorio en el que se maneja como diputado desde hace muchas legislaturas. Los socialistas esperan que el tirón de Susana Díaz y su entrada en gobiernos municipales estén de su lado, si bien también tendrán bastante complicado estar por encima de los cuatro diputados -y con el temor de que parte de su electorado, ese que está más a la izquierda, se haya ido al lado de Podemos-.

Los de Pablo Iglesias han optado por un cabeza de lista fuerte para Málaga. Alberto Montero, asesor en temas económicos del partido, ha realizado una campaña con un discurso contundente, con planteamientos bien explicados y con el objetivo de posicionarse en una situación de liderazgo en la provincia, en la que podría superar a Ciudadanos, que ha optado por Irene Rivera, que sólo ha estado unos meses como parlamentaria andaluza, en un movimiento no exento de controversia como número uno. La candidata ha contado en esta campaña con el apoyo del líder de la formación naranja y en el tirón de Albert Rivera confían para sacar un buen resultado en este 20D.

Plaza fuerte

Pero no ha sido Rivera el único líder nacional que ha puesto su mirada en Málaga en esta campaña. La provincia se ha convertido en una plaza fuerte por la que han querido pasar todos los candidatos a la presidencia del Gobierno. De hecho, Mariano Rajoy comenzó la carrera electoral en la capital y en estos últimos días por la provincia han pasado Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Alberto Garzón, que demostró que sí es profeta en su tierra llenando el Palacio de Ferias. En la lucha del bipartidismo con el nuevo modelo multiformación Málaga es una pieza clave. Y en unas pocas horas ya podremos hablar de vencedores y vencidos.

Listas con pocos cambios y menos experimentos

Conscientes de lo que se juegan, los partidos malagueños no han querido arriesgar mucho en este 20D a la hora de escoger nombres. Sí cambian los número 1 de PP y PSOE, pero no son caras nuevas en esto de la política. En IU, la marcha de Garzón a la lista de Madrid ha aupado a Francisco Guzmán; en Podemos, la opción segura ha sido Alberto Montero y C´s tiene como cabeza de lista a Irene Rivera, avalada por sus buenos resultados en las andaluzas.