Recientemente, la Fundación Renovables presentaba el documento 'Hacia una Transición Energética Sostenible. Propuestas para afrontar los retos globales', que recoge más de doscientas medidas para ser adoptadas en 2030, año que establecen de referencia. Fernando Ferrando habla sobre algunos aspectos de ese documento y de la necesidad de un cambio energético.

Pregunta: ¿Qué es el cambio energético? ¿En qué consiste este cambio?

Fernando Ferrando: Nuestro modelo energético actual está basado en el consumo de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón) que lleva implícito emisiones, dependencia e ineficiencia. El cambio está enmarcado en mejorar la eficiencia energética y el uso de las Energías Renovables.

P: Desde la Fundación plantean en su documento más de 200 medidas, ¿cuáles serían las medidas más urgentes para comenzar?

F.F: Actuar con decisión en implantar un nuevo modelo energético basado en la actuación de la demanda, y apostando por la electricidad y por las renovables en edificación, movilidad e industria. La política fiscal y la promulgación de normas de regulación del mercado energético son piezas de partida fundamentales.

P: ¿Las energías renovables son más justas y solidarias? ¿Por qué?

F.F: Porque son de todos y no son de nadie, y lo más importante es que no dejan hipotecas para el futuro como lo hacen los combustibles fósiles y la nuclear, es decir, nadie tendrá que pagar por lo que otros decidieron o invirtieron. Además, tienen carácter distribuido, disponemos de recursos energéticos, en la mayoría de los casos, salvo la biomasa, su precio como materia prima es cero, y la modularidad de su aprovechamiento las hacen accesibles a todos.

P: ¿Cuáles son los principales beneficios y retos de adoptar ese cambio energético?

F.F: La no dependencia y mejora de la balanza comercial, la reducción de emisiones, la creación de valor industrial y tecnológico, el empoderamiento del consumidor. En definitiva, poder ser un país líder en algo tan crucial como la energía, situación que ahora difícilmente podemos ser por la inexistencia de recursos energéticos convencionales.

P: ¿La sociedad y las empresas están preparadas para la descarbonización?

F.F: La tecnología ha cumplido, la política no, lo que falta es traducir mediante señales de precio reales y transparentes qué políticas energéticas queremos seguir. Esperar que las decisiones de cambio se lleven a cabo por generación espontánea es absurdo.

P: ¿Cuál va a ser la palanca decisiva del cambio: la oferta o la demanda?

F.F: Las dos, aunque nosotros pensamos que debe ser la sociedad, el consumidor, quien asuma un papel más activo, no solo en la definición de qué energías cubren sus necesidades, sino cuál debe ser su comportamiento energético. Desgraciadamente cuando hablamos de política energética siempre nos ceñimos a la definición de la oferta, olvidando la demanda que debe cubrir. Está demostrado que la cobertura de nuestras necesidades con electricidad es más eficiente, tiene emisiones cero en uso, lo que supone resolver el grave problema de la contaminación urbana, y además la forma más barata de generar electricidad es con fuentes de energía renovable. Por eso apostamos por la electrificación de la demanda.

P: ¿Administraciones Públicas y empresas están capacitadas para adoptar sus propuestas en cuanto a reformas del sistema eléctrico, fiscalidad, etc.?

F: Sin ninguna duda, siempre que las normas sean claras, transparentes y tengan la seguridad jurídica por principio. Hasta ahora la regulación eléctrica ha sido un proceso de parcheo continuo, más pensando en cómo aprovechar las ventajas de un sistema regulado, tanto para empresas como inversores, que en disponer de una electricidad sostenible a precios competitivos.

P: ¿Desde qué posición parte España en esa carrera hasta 2030?

F.F: Hasta 2010, España lideraba el sector renovable. No solo hemos perdido 8 años, sino que hemos vendido o cerrado toda la industria principal. Necesitamos hacer un esfuerzo para recuperar, no solo nuestras capacidades sino la credibilidad como país con seguridad jurídica que, con un 83% de dependencia del exterior en cuanto a energía final, quiere apostar por lo que tiene que son fuentes renovables; en definitiva, mirar al futuro y no al pasado.

P: ¿Qué papel juegan organizaciones como Fundación Renovables en el cambio energético?

F.F: Nacimos en 2010 para generar ideas y para explicar la realidad de la energía. Desgraciadamente la política energética que se ha llevado a cabo nos ha ido convirtiendo en una organización de denuncia y de reclamo de una nueva política. Nuestro papel es seguir reclamando y generando propuestas desde la independencia que nos da ser una organización de personas sin intereses económicos que defender. Siempre hemos mantenido que la energía es un bien básico de acceso universal y no solo un negocio.