Treinta y cinco años de carnaval en la ciudad de Málaga. Con 35 años por regla general, te has asentado, puedes tener hijos, en definitiva, se alcanza la madurez. El concurso de canto de nuestra ciudad anda buscando responsabilidad y sensatez en repertorios y ejecución de los mismos, pero muchas veces más que un concurso se parece a una función escolar y no lo digo por el aliento o apoyo de los familiares de integrantes si no más bien por la condescendencia que como público tenemos hacia ellos. El respeto nace de respetarse a uno mismo y eso no tiene nada que ver con la necesaria frescura, poca vergüenza o picardía que pueda tener un grupo. Sentimientos como el 'me da pena' deben de ir desapareciendo por el bien de la fiesta. Aplaudir significa premiar algo o estar de acuerdo. Si aplaudimos todo, dejamos en evidencia nuestra falta de comprensión de la obra que nos envuelve. Aparte de hacernos cómplices de determinadas letras que si se parasen a leerlas unos segundos les aseguro que se echarían las manos sobre la cabeza. De todas formas esto es una opinión enmarcada dentro de la fiesta de la libertad y ustedes tienen la libertad de replicarla o de mandarla al rincón de las cosas que no tienen utilidad.

La primera preliminar no tenía nombres de relumbrón en nuestra fiesta. Nadie como grupo había tocado una final en los veteranos y los nuevos eran una incógnita. En esas noches que no esperas nada, te relajas y aparece lo que denominamos gratas sorpresas. Una de ellas y triunfadora de la noche fue el cuarteto cordobés Los Mamones. Una parodia basada en un plató de un 'Sálvame' peculiar con una Pantoja como actor principal de la agrupación, un Cachuli con toda la cara de Kiko Rivera y un presentador al que le encanta el carnaval. Se notaba que estaban bien asesorados. Su repertorio estaba jalonado de buenos golpes de temática local sin caer en lo forzado. Guitarra en los cuplés y popurrí para coger tono. Bien cantado. Buenos cuplés. Estribillo coreado por el Alameda. Apuntan muy alto. En comparsas hubo un bonito duelo entre Los Superhombres de Albarracín y La Callescuela de San Roque. Qué gran músico es el laurino e inteligente. La música andaba por encima del grupo y sabiamente las voces de estos súperhombres fueron llevadas sin estridencias para hacer más armónico el conjunto. Grandísima percusión. Letras a Málaga. Comparsa que se asienta en nuestra fiesta. Los gaditanos de Calleescuela demostraron empaque en voces y fuerza. Buena afinación. Un segundo pasodoble genial en letra y un popurrí muy decente. Sin forillo a lo antiguo. Al cante, para qué más. Estos dos grupos marcan la calidad mínima exigible para entrar en semifinales. La Silenciosa, comparsa malagueña, unas ratonas de biblioteca, tuvieron altibajos en su actuación. Creo que a esta joven comparsa le falta otro registro. Más alegría en su repertorio y ritmo. Prueba de ello es su estribillo, que gustó mucho. Un par de buenas cuartetas en su popurrí. Los consejos están para cogerlos o dejarlos, no hay obligación de ello. El mío es que tenéis potencial y si hacéis un cambio de registro buscando vuestra alegría de vivir en esa juventud, alcanzaréis cuotas mayores. La otra comparsa, La Gran ilusión, destacó por su 'novatez'. Se notaba porque cuando coges un tipo y no hablas de él en todo el repertorio, lo mismo puedes ir de magas que de extintores marineros. El popurrí muy plano. Siempre hay una primera vez.

En murgas la noche no estuvo muy bien que se diga. Los hombres lobos del Guri abrieron el concurso. Este autor lleva dos años muy reivindicativos que con la que está cayendo me parece muy bien, pero olvida que la murga tiene que hacernos también despegarnos de esa realidad. Echo de menos Los Hijos del Sol Naciente o aquella gran presentación de los Raphaeles. Buen estribillo y un popurrí que arranca carcajadas en algunas cuartetas. Los nervios y la responsabilidad de abrir el concurso pasaron factura en pequeños fallos de compás. La murga cordobesa The singles, unos recién separados, aportó un poco más. Los chistes, algunos conocidos, arrancaron risas en el respetable. Un integrante menudo y poco agraciado hizo las delicias del público, eso sí, se abusó mucho del mismo. Buen intento de murga aunque en algunos casos repite golpes ya realizados en otros carnavales. Por último los malagueños Echa una mirailla con un repertorio e interpretación escaso en calidad.

Coda: No sabía que había gente con potestad para decidir quién sobra en la fiesta de la libertad. Curioso. Anoche después de comentar una actuación recibí uno de los peores insultos de mi vida. Me llamaron periodista. Ay Momo.

Clasificaciones del Jurado de la Opinión

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