Dicen que cada maestrillo tiene su librillo y es cierto. A lo largo de estos casi 30 años de carnaval he conocido a decenas de autores, de todas las modalidades y de las ocho provincias de esta patria. Entre nosotros los autores es muy cotidiano comentar nuestros diferentes procesos creativos, nuestra hora ideal, nuestro sitio, nuestra inspiración, nuestro modus coplerantis. Pero realmente acabas comprendiendo que no somos máquinas de escribir carnaval. La inspiración es algo que puede llegar en cualquier momento, más allá de manías ceremoniales o atmósferas propicias. Como dijo José Hierro: "La poesía se escribe cuando ella quiere"

Hoy he salido de trabajar un poco antes, no tengo demasiado lío en el despacho; llego a casa, enciendo el PC, saco la guitarra que me regalaron mis hermanos de la comparsa del Kara, una copa de Rivera del Duero que no sea excesivamente malo, cenicero€ Hoy puedo permitirme el lujo de escribir algo para la comparsa, que tengo al grupo que trina esperando que acabe de una vez el puñetero popurrí. Sin embargo... no sale una letra, no das con la secuencia de acordes apropiada, haces el amago de empezar a escribir sobre una hoja de Word en blanco€ ¿Pero qué demonios me pasa? Termino borrando una y otra vez la primera frase de lo que se supone que será la próxima cuarteta, las musas te niegan el beso una y otra vez y la inspiración no tiene ganas de vino. Puedes ofuscarte, concentrarte, puedes darte ánimos a ti mismo, pero es para nada. A sabiendas que estás perdiendo el tiempo, cierras el PC, y a otra cosa, hoy no pudo ser.

Sin embargo el otro día, en mitad de la autovía, con unas prisas tremendas por llegar a una reunión, y sin más panorama que un idiota que no se aparta para que le adelante, en ese momento, estresado y rozando la orilla del enfado, de repente, aparece desde sabe Dios qué recóndito lugar de tu subconsciente una frase, una simple frase sobre un tema que no sabes ni por qué has recordado. Nunca es una primera frase, nunca, ni siquiera es una frase, es un sentimiento deslavazado, un concepto. - Espero que no se me olvide- Te dices a ti mismo, no diré que la grabo en el móvil porque sería reconocer un delito contra la seguridad del tráfico. Ahora solo queda meterlo en la métrica, y a partir de ese sentimiento esporádico hilas un concepto más amplio, se estructura, se mete en métrica, y€ alehop, acabas de parir una letra.

Puede ser conduciendo, puede ser cocinando, puede ser incluso durante otro tipo de acto que no sería decoroso comentar en público, el caso es que se enciende una chispa en tu cabeza, solo tienes que ayudar a que la llama prenda. Las musas son unas fulanas y la inspiración es el burdel adonde van a emborracharse, y no tiene horario de apertura ni de cierre.

Escribir no es más que escupir pensamientos que te estorban en la boca, es hacer al alma sudar, como si quisieras desintoxicarla de todos esos emociones que si no salen, acaban infectándola. Cuantas veces me he preguntado qué hace David Santiago para rozar de esa manera los labios de la poesía, o cómo puede invadir la excelencia de la sencillez gente como los hermanos Gutiérrez. Me pregunto de dónde saca Dede Cortés la capacidad para que una sola historia, pueda abarcar la actualidad desde un punto de vista tan delimitado como el de sus personajes. Me pregunto qué hacen Manu, o Eva, para hacerlo cada día mejor, sin dejar ni un respiro a la estanqueidad o la desidia. Y solo por nombrar a algunos, pues mi respeto es igual para todo el coplero que sea un hombre de bien dentro y fuera de su copla. Supongo que como dijo Platón "Al contacto del amor todo el mundo se vuelve poeta" Por eso las personas que hacen uso de la ira injustificada, jamás podrán escribir carnaval, o al menos, hacerlo más allá de las alambradas de su propia mediocridad.

La pregunta que no me gusta hacerme es porque no podemos seguir disfrutando de gente como Sergio Lanzas, Juambe Cobos, Miguel Angel "Aaron" o ese tío tan guapo al que conocí nueve meses antes de nacer. Porque sé que a esa pluma que se llama corazón aún no se les ha secado la tinta.

Y ahora viene la segunda cuestión, ya sabemos que no hay sitio ni hora ideal para escribir, pero ¿Y el tema? ¿A qué le escribimos? Yo defiendo siempre que la copla tiene cuatro puntos cardinales:

El amor. De ahí salen los piropos a lo que amamos, a la tierra, a la pareja, a unos padres, a unos hijos.

La injusticia. La injusticia es un caldo de cultivo para la copla desgarradora, para la reivindicación. El humano por definición, siempre se orienta a defender al más débil, y en los débiles es donde la injusticia suele hacerse el nido.

El dolor. Este concepto es hijo de los dos anteriores, el dolor aparece especialmente con la pérdida de lo amado y también por el sufrimiento que causa la injusticia.

El humor: De estos cuatro puntos cardinales, a mi me gusta situarlo en el sur. El humor es la probeta de donde nace el carnaval andaluz, lo demás fueron inventos más tardíos, nacidos de la necesidad de los pueblos por alzar la voz.

Si alguien quisiera saber mi modesta opinión sobre la forma de hacer que todo ello conjugue en una obra, diría que la valentía es la argamasa de este templo, el mástil de la pista central de este circo. Y no me refiero solo la valentía para reivindicar, también la valentía para mostrar amor, que a veces, por orgullo o por miedo, no somos capaces de expresarlo en la vida real.

No he pretendido con estas líneas erigirme como abanderado de nada, ni dar lecciones de poeta (soy aprendiz de coplero). No merezco mas jerarquía que la que el público me da, simplemente he pretendido dejar entornada la puerta de la habitación donde nacen las letras de carnaval, por si algún o alguna valiente se anima a entrar, que falta nos hace, porque en el fondo todos somos autores de nuestro propio libreto y a veces me suelo preguntar dónde van los sentimientos que no riman.