La música en Carnaval es una de las piezas más importantes para la correcta transmisión del mensaje al espectador. Se ha dado el caso en que una letra triunfadora, original y brillante, ha sido lapidada por una música monótona, sin transmisión alguna e incluso con una ejecución que no llegaba al mínimo de calidad exigible. Por el contrario, se han dado casos en que una buena música y una interpretación brillante han alzado a lo más alto del podio a repertorios prácticamente vacíos en contenido.

En Carnaval, aparte de usar la música, se usa la letra, la interpretación y la correcta ejecución, y si una o varias de estas piezas se acaban desencajando, el resultado final, probablemente, no sería el más idóneo -aunque los resultados del concurso no siempre corroboren esta teoría-.

La música, como ya he dicho, es el hilo transmisor del mensaje del autor, y cuanto más nítida llegue la letra al oído del espectador, menos tendrá éste que procesar la información. En este sentido, considero importante -casi lo tengo como una manía enfermiza- el hecho de que el autor de letra respete los acentos musicales a la hora de encajar sus letras en la música que sirve como guía. Es un extra a añadir el hecho de que la letra fluya con total normalidad a través de la música. Que una frase, como por ejemplo pueda ser "Malagá, tú eres la que me vio nacer", no se convierta en un "Málaga tu eres la que me vió nácer". Ahí entraría lo que llamamos coloquialmente "comernos el tarro", y que una letra no valga a la primera de cambio, sino que haya que madurarla para que todo encaje a la perfección -Ay! si restaran puntos en el concurso por cada acento musical mal puesto, a algunos grupos, probablemente, nos saldría a deber-.

Muchos dicen que el carnaval suena todo igual, que no distinguen qué es murga o comparsa, y que todo le suena idéntico todos los años. Evidentemente no es así, pero... algo de razón si que llevan. Más allá de la instrumentación idéntica y obligatoria para todas las agrupaciones -caja, bombo y guitarras- quizás los compositores de Carnaval tengamos más de un nexo de unión. Técnicamente, en los pasodobles, podríamos hablar que la gran mayoría usamos el compás de cuatro por cuatro (mal llamado tres por cuatro), al igual que usamos una estructura binaria, donde el pasodoble arranca con un carácter y cambia sustancialmente a partir del trío, apoyándonos incluso en un cambio de tonalidad para fortalecer aún más ese cambio de carácter. En cuestión vocal, las músicas van construidas de formas muy similares, donde la voz media -tenor- es la que suele llevar la melodía, y en base a ella se arma el resto, con la segunda y octavillas, que son las que van completando la armonía. Pero en realidad, lo que hace confundir a los neófitos en la materia no son solo los detalles técnicos, si no que los compositores buscamos que la música cale de primeras en el oído del espectador, y esto rara vez se consigue si no es recurriendo a los sonidos más clásicos, con una construcción armónica lo más sencilla posible, y al igual que pasa con el acento musical, es importante que la música no de pie a que el espectador tenga que procesar información a la vez que esta oyendo el pasodoble.

Por otro lado, los cuplés necesitan de una música más directa y sencilla aún que los pasodobles, ya que pretendes hacer reír. Como norma general, se usan tonalidades mayores, que facilita que la música sea más alegre y extrovertida, y busca siempre un remate en la música que fortalezca el mensaje final del cuplé.

La murga, para el desarrollo de su presentación y popurrí, usa un recurso que es la verdadera esencia del Carnaval, y no es otro que utilizar las músicas más conocidas, clásicas o del momento. La comparsa, históricamente, también ha usado siempre este recurso, sin embargo, desde la década de los 90, suele elaborar estas dos partes de su repertorio con músicas originales, cosa que enriquece mucho más el patrimonio musical carnavalero, y que cada año nos dejan auténticas joyas que bien podrían estar firmadas por cualquiera de los más grandes compositores del panorama musical.

Aunque todos estos aspectos técnicos sean ciertos, la música del carnaval está basada en la tradición, nacida de personas que no están tituladas, que quizás jamás hayan pisado un conservatorio, que no sepan distinguir entre la partitura del Canon de Pachelbel y la de un tema de Camela, pero que crean músicas que están a la altura de cualquier composición de los mejores compositores. La música de carnaval nace en verano, se desarrolla en otoño y se usa en invierno, y en cuanto la usas, muere. Y así un año, y otro, y otro mas... el carnaval, en definitiva, es una fuente interminable de creación, donde tantísimos creadores, probablemente sin ser conscientes de ello, le regalan a su ciudad y a su gente, lo mejor que se le puede regalar a alguien, su tiempo y su cariño.

He intentado desgranar el aspecto técnico de la música en el carnaval, para el aspecto emocional solo le aconsejo una cosa... Espere en una esquina a cualquier grupo, y mientras disfruta de su repertorio, tenga en mente esto último que le he dicho, "han puesto el alma y le han quitado mucho tiempo a su familia y a otros quehaceres para regalártelo, sin pedirte nada a cambio". Regálales al menos el cariño que ellos ponen desde el verano, que es cuando nacen las creaciones con un único objetivo, llegar a lo más hondo de tu corazón.