Me piden que sea sincero en estas líneas y debo serlo porque todos los malagueños que vais a leer e interactuar en este Martes de Carnaval lo merecen. Arrancamos con mucha ilusión y abrimos el telón por y para vosotros la primera en el peligro de la Libertad, la muy Noble, muy Leal, muy Hospitalaria, muy Benéfica y siempre Denodada Ciudadanía malagueña. Olé. Voy a parecer un político con lo de puedo prometer y prometo pero es verdad. Lo iréis viendo poco a poco. Si no, me criticáis o me ponéis fino. Lo asumiré pero no va a llegar el caso.

Para mí, estos años el Carnaval de Málaga ha sido una de las mejores etapas profesionales de mi vida. No lo puedo negar. Lo ha sido porque esta fiesta me ha permitido dirigir varios años las retransmisiones a través de las ondas hertzianas. Vaya.. eso que llaman radio. Esto es secundario pero a la vez importante. No sé cantar, no tengo ritmo y si me dan una caja y un bombo puedo romperlo. La radio me ha permitido ser y formar parte activa de la fiesta del Carnaval. La clave reside en que gané amistades que siempre estarán en mi vida. Eso no se paga con dinero. Más allá del trabajo, más allá de la responsabilidad, gente como Jorge, José Andrés, Toni, Alberto, Antonio Romero, Fran, Ana, Manolo, no se borran de mi lista de contactos. Ya te aseguro querido lector que no.

Contar por un micrófono las coplas del carnaval es guiar a ciegas por un recorrido que todo malagueño debe recorrer de una forma u otra. En serio. No engaño. A ciegas o a oscuras porque no ves el tipo, no ves el forillo, no ves el lenguaje no verbal de los integrantes de las agrupaciones. Así que nos toca hacer un esfuerzo titánico para comunicar las verdades contadas desde el escenario hasta el más mínimo detalle. He visto reír, llorar, sufrir y sonreír en una misma noche, en minutos. La vida misma de un carnavalero, de un ciudadano, de una persona como tú y como yo querido lector.

Ellos te hablan de Málaga. De tu madre. De tu tierra. Y eso sí que se escucha. Sí que se siente y sí que te cala. Eso es el Carnaval para un humilde servidor. Haber podido llevar por FM, web o por donde haya podido escucharnos, las coplas cantadas por gente de tu ciudad y de fuera. Porque a Málaga se le quiere mucho aunque no te lo creas y tampoco te niego que deberíamos quererla más.

Por el Alameda y por el Cervantes. Por las noches golfas y por las noches serias de cuchillos largos. Por lo que cada año genera este invierno cálido. Por todos los actores que formamos parte. Por Momo.