No es mala metáfora. La sede de una antigua empresa decimonónica, Italcable, quien se encargara de transmitir la comunicación desde Europa, -el viejo Continente-, al mundo nuevo del otro lado del Atlántico, convertida en sala de exposiciones. Y, además, especializándose en fotografía contemporánea, pues quizás la fotografía sea el lenguaje de mayor extensión, y más velozmente expandido, en el arte de nuestro tiempo.

Es intención de la UNIA-Universidad Internacional de Andalucía, que el Edificio Mena mantenga en el futuro una programación estable dedicada a la fotografía de nuestro tiempo. Vinculándose así al interés que esta comunidad andaluza ha tenido por la fotografía, destacando la presencia en Almería del Centro Andaluz de la Fotografía (CAF), la atención que a la fotografía le presta el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, en Sevilla (CAAC), pero también -y muy especialmente- en el impulso que la Junta de Andalucía y la Universidad de Córdoba ofrecen al Premio Bienal Internacional de Fotografía Contemporánea Pilar Citoler que, desde hace diez años, en sus ocho ediciones transcurridas, se ha convertido en una referencia. Alberto Anaut citaba en fecha reciente en "La Fábrica" que "hay un antes y un después en la fotografía española desde la presencia de ese Premio de Fotografía". Así lo reconoce también "Paris-Photo", el principal encuentro de la fotografía mundial, que acoge cada año la propuesta del Premio. La reciente concesión, hace unos días, del octavo premio a la artista finlandesa Erica Nyholm, redunda en la internacionalización del mismo, pero también en su singularidad.

Dicho lo cual, aquí estamos. En Málaga, Eugenio Domínguez, nuestro Rector junto a la coleccionista Pilar Citoler, inauguran el próximo 11 de diciembre la sala expositiva del Edificio Mena, sede en la ciudad de la Universidad Internacional de Andalucía-UNIA. La exposición podrá verse desde esa fecha hasta el mes de enero del año próximo. Y lo hace ofreciendo una selección de las últimas adquisiciones de los fondos fotográficos de la coleccionista Pilar Citoler. Una coleccionista vinculada a Aragón y cuyos fondos quedaron -lamentablemente para Andalucía- integrados en la colección de aquel Gobierno y pueden verse, de modo frecuente, en revisiones del IAACC en Zaragoza.

La UNIA subraya así su vocación de apertura de su quehacer hacia el arte contemporáneo, y más en concreto hacia la fotografía, sumando así su actividad a la mucha que, es conocido y ejemplarmente, tiene ya la ciudad de Málaga. La sala del Edificio Mena es discreta en su medida física, pero pretendemos ir abordando proyectos marcados por su singularidad.

Citoler ha estado muy vinculada a Andalucía, primero por el enorme afecto que siente, declarándolo con frecuencia, por esta Comunidad. Mas después no olvidemos que diversos proyectos sobre su Colección han podido verse históricamente: en Cádiz: "Circa XX-Una colección particular" (2005); en Córdoba: "Claves de arte" (2005); "El ojo que ves" (2007) o "Modernstarts" (2009); en el CAF de Almería: "La ciudad magnífica" (2011) sin olvidar, en nuestra ciudad: "Señas de Identidad" (CAC, 2005). Más recientemente, en el CAAC de Sevilla, participó en "La construcción social del paisaje" (2014-2015). No olvidemos que el extraordinario proyecto citado, "Modernstarts" (Córdoba, 2009), ofreció un importante capítulo dedicado a la fotografía.

La exposición en el Edificio Mena, bajo el título de DIFFERENT ORDERS [REFLEXIONES EN TORNO A LA NUEVA COLECCIÓN DE PILAR CITOLER], muestra una selección de las obras fotográficas de veinte artistas, tanto nacionales como internacionales, recientemente incorporados a la colección de esta destacada coleccionista de fotografía y vídeo contemporáneos. Además, la práctica totalidad de los artistas ha participado en el proyecto reflexionando, en el catálogo editado, sobre la obra que presentan en Mena.

Citoler recibió en 2005 el Premio ARCO al coleccionismo privado en España y en 2007 la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes; presidió el Patronato del MNCARS, es Doctora Honoris Causa por la Universidad de Córdoba (2013) y en 2014 recibió el Premio Arte y Mecenazgo al Coleccionismo Privado en España. Integradas ahora, como se dijo, sus obras en la colección del Gobierno de Aragón (2014), como podemos ver ahora en Málaga, Citoler continúa coleccionando. Es su "Nueva Colección".

Desde las primeras exposiciones de su Colección, hace más de diez años (2002), la fotografía ocupó un lugar prioritario. Así, en 2004, bajo el título de "La realidad como engaño", pudo verse una amplia selección de sus fondos fotográficos integrados en la exposición "Fragmentos", desarrollada en el Centro Cultural de la Villa de Madrid. Marcos-Ricardo Barnatán escribía en el catálogo de dicha muestra bajo el sugerente título de "La mirada incansable": "Después de muchos años de llorar en un rincón su papel de Cenicienta del mundo del arte, la fotografía parece haber encontrado su príncipe azul. La moda de incorporar la fotografía a las tradicionales colecciones de pintura y escultura se ha desatado, incluso consiguiendo ser la protagonista en exclusiva expulsando a sus ´anacrónicas´ hermanas". Por su parte, Estrella de Diego subrayaba, con ocasión de la exposición de Circa XX en el madrileño Círculo de Bellas Artes, "Lenguajes de Papel" (2008), en donde se incluía un buen capítulo de fotografías cómo "el arte producido después de los años sesenta privilegia el papel por su idiosincrasia, por su énfasis en un proceso que, en numerosas ocasiones, deja tras su paso apenas poco: una estela en el recuerdo y un rastro físico -dibujo, fotografía- del antes o del después de lo ocurrido, del proceso. Otra vez cumplen los papeles su función de testigos del rastro, de cuaderno de bitácora: lo que iba a pasar, lo que tuvo lugar. Es la cuestión de los productos y los procesos artísticos que planteaban ya a mediados de la década los martillos -o las sillas- de Kosuth, inicio de tantos asuntos de lo moderno. Lo que la obra muestra son tres versiones de un martillo: la fotografía, el objeto real y una fotocopia de la definición de martillo -papeles contra tangibilidades". En fin pues, que numerosos teóricos han analizado la calidad del capítulo fotográfico de esta colección, destacándose, en este punto, el excelente artículo escrito por Ramón Esparza para "Modernstarts".

Y es que, realmente, la atención de Citoler por la fotografía tiene mucho que ver con una mirada, muy especial y diferente, también marginal en el sentido de no referir caminos trillados, sobre el arte de nuestro tiempo, una visión no transitada por el manido imperio de los nombres tan común en el coleccionismo de bajo vuelo y sí considerando la esencialidad del papel como elemento supremo del acto creador.

Con ocasión de la muestra "El ojo que ves" (cuyo machadiano título, habrán adivinado los lectores, dio origen a la colección de libros de fotografía que hoy editan, ejemplarmente, la Consejería de Economía y Conocimiento de la Junta de Andalucía y la Universidad de Córdoba), se escribió algo que enlazaba con el primer cuadro adquirido por la coleccionista, una pintura de aire ocular, observando su interés por la fotografía y aludiéndose a algo antiguo, y enunciado por Machado, el ojo que ves no es ojo porque lo veas: es ojo porque te ve. Ojo, el fotográfico, implacable y secreto. Implacable en la medida es capaz de extraer de la realidad instantes efímeros, convertidos tras la detención fotográfica, en eternos. También lo es por su capacidad de "congelar" fracciones que posiblemente puedan pasar desapercibidas para el otro "ojo", el anatómico. Ojo que ve, ojo curioso, ojo testigo, ojo-espejo, ojo-creador: el objetivo, la impresión fotográfica en general, ha sido capaz, a través de la historia, de referir los más extraordinarios procesos artísticos. Moderno ojo infatigable también en el sentido que la técnica, antigua, parece no agotarse con el advenimiento de otras nuevas técnicas. Ojo como captación del momento extraordinario, tan caro a Cartier-Bresson, pero también ya hemos dicho: ojo-creador, el ojo de las fotografías de Man Ray o Grete Stern. O la evolución, de nuestro siglo XXI, de la visión del fotógrafo, en muchos casos cada vez más incurso en el mundo de la pura creación a través del instrumento fotográfico y nuevas tecnologías afines. A través de su colección pudimos contemplar lo que había sido el transcurso de la historia de la fotografía. Desde sus ejemplos más antiguos (la primera fotografía, cronológicamente era una "rayografía" de Man Ray de 1924 a la que seguirían las imágenes de Buenos Aires de Coppola de 1936) hasta la actualidad de ayer.

Sí, desde los años setenta Citoler ha coleccionado con intensidad, sin perder de vista jamás el horizonte de la contemporaneidad. Su colección ha abarcado muy diferentes frentes artísticos. En sus rarezas, ha sido frecuentemente mencionado, la visión, muy certera, sobre el arte internacional, y una extraordinaria intuición, fuera de toda duda, para conformar una colección desde el conocimiento más profundo del arte. En su colección ocuparon lugar de privilegio la fotografía y el vídeo contemporáneos, tanto nacional como internacional. Fotografías de los pioneros antes reseñados, pero también ejemplos muy diversos de los nombres más representativos de hoy. Es sabido que una de sus primeras amistades intensas en el mundo artístico fue un gran fotógrafo, Jesse A. Fernández, a quien trató en los años setenta. Ojo que ve, queda claro, el de la fotografía; también mantuvo intensa amistad con otro artista, habituado a usos "perversos" de la fotografía, el desencolador Wolf Vostell. Anticipador ojo contemporáneo el de la coleccionista que, visto lo que sigue en esta pequeña selección en el Edificio Mena de recientes adquisiciones, colegimos que parece haber sentenciado con María Zambrano que la vida no tiene sentido si no es con la muestra a los demás de su sentido del vivir, vida de compulsiva y muy silenciosa labor coleccionista. Como Zambrano, Citoler reconoce que es a los demás a quienes merece la labor de considerar el interés de lo realizado, existir es -tras el devenir amargo de la rutina de los días, recordado otrora por la coleccionista- ofrenda generosa a los demás: El existir es ante todo, voluntad de ex-istir, de salirse de (María Zambrano, "La mirada originaria", 1981) .

Pilar Citoler ha sido, como recordamos siempre, temprana coleccionista: mujer-sola-coleccionando en España, pareciere que inspirándose en la Cuenca de Zóbel (otro coleccionista esencial en la España del siglo XX), la ciudad donde en 1966 abriría nuestro primer museo democrático, el Museo de Arte Abstracto Español. Ha sido coleccionista pues desde casi cincuenta años, vindicando la importancia de nuestro arte, coleccionando tanto a los artistas de "El Paso" como a los del llamado "grupo de Cuenca" o a los primeros movimientos constructivos de los setenta. Posteriormente permaneció muy atenta a la efervescente "movida madrileña", incluyendo en su colección a numerosos artistas jóvenes, nacionales e internacionales, algo que ha sido habitual en su trayectoria coleccionista.

Hace unos años le entrevistaba Judith Benhamou-Huet, para "Les Echos", y su "retrato", el de aquel tiempo, se simbolizaba en su título: Après Franco, l´art avait le goût de la liberté [« Les Echos », nº 19364, Paris, 4/III/2005, p. 6]. Luego le incluiría en un libro fundamental, Global collectors-Collectionneurs du monde [Éditions Phébus-Éditions Cinq Sens, Paris-Bordeaux, X/2008].

En 2008 Citoler impartió una ponencia en el CAF-Centro Andaluz de la Fotografía, afirmando, con una rotundidad que es sello de su personalidad firme: "coleccionar fotografía es una forma de vivir. Forma parte de una pasión que siempre he sentido por la contemporaneidad, por el hoy. Así se entiende que desde la pintura mi colección haya viajado, sin abandonar jamás la primera, hacia la fotografía. También que ahora lo haga hacia el vídeo contemporáneo, que ocupa otra de mis pasiones actuales. En las que tampoco oculto la adquisición de algunas obras híbridas que viajan desde el vídeo hacia el mundo de la instalación. ¿Hacia dónde va entonces mi colección? No me es posible, como sucede con la vida, les aseguro, predecirlo". Lo que si sabemos es que estamos frente una adecuada interpretación del desarrollo de la fotografía y a la videocreación, o eso que llamamos en cierta ocasión "Ceci n´est pas une photographie". La exposición en el Edificio Mena pone a las claras un discurso coherente y muy contemporáneo, en el que se subraya el hondo conocimiento de cómo la historia de la fotografía es, siguiendo a Pavese, una historia de obsesiones.

La colección de Pilar Citoler es ya modelo de estudio, también por la forma en que, a partir del año 2002, se procedió a su visibilización, a través de un complejo y diversificado programa de exposiciones que recorrió, hasta su integración en el Gobierno de Aragón, numerosos museos en España, con una especial inflexión en nuestra Comunidad andaluza, cumpliéndose así el interés de cualquier verdadero coleccionista, también hecho público por la coleccionista privada Pilar Citoler: la reversión de su pasión -y las obras coleccionadas- de nuevo a la sociedad.

MANUEL TORRES AGUILAR es vicerrector de Estudiantes y Comunicación-Universidad Internacional de Andalucía y ALFONSO DE LA TORRE es teórico, crítico de arte y comisario de la exposición "Different Orders".