La Copa del Mundo España 2014 ha dejado una lectura clara del estado del baloncesto mundial que no es otro que la NBA vuelve a ganar terreno con respecto a Europa, tras la demostración de suficiencia efectuada por los estadounidenses en todos y cada uno de los partidos que han disputado.

La 'peor' selección USA de los últimos años, por la ausencia de las grandes figuras como LeBron James, Kobe Bryant o Kevin Durant, por citar sólo los más mediáticos y conocidos, ha pasado por encima a cualquiera de los equipos que le salieron al paso. Dos de sus miembros, Faried e Irving, están en el cinco inicial del torneo, que incluye a Batum, Gasol y Teodosic.

Europa, más allá del renacer serbio, de la competitividad de los franceses y del fiasco español, ha bajado su nivel de excelencia y por ahí llegó el distanciamiento.

Los estadounidenses no han mejorado la calidad técnica o táctica de sus equipos en los últimos años, pero han mantenido su altísimo tope físico lo que les ha permitido dominar con más claridad que nunca.

De hecho la final contra Serbia, una de las selecciones sorpresa del torneo, ha sido la más desigual de cualquier gran torneo en la última década al menos.

Serbia, la subcampeona del mundo, perdió tres partidos en la primera fase y gracias a la brillante gestión de sus modestos recursos y a la valentía de su entrenador y jugadores se llevó un gran premio, la plata y volver a la elite muchos años después.

Francia también aprobó con una medalla de bronce fabricada desde el 'scouting', desde el estudio profundo de sus rivales y la adecuación de las soluciones necesarias para optimizar sus posibilidades de victoria.

Las selecciones de España, Brasil y Argentina decepcionaron. El equipo español se miró tanto el ombligo, durante tanto tiempo, que acabó perdiendo de vista cualquier objetivo y cayendo estrepitosamente en cuartos de final.

Los brasileños, con el horizonte de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, quisieron acudir de 'tapados' en busca de un podio mundialista que reforzara su candidatura a ser importantes dentro de dos años, pero sólo consiguieron saber que tendrán que trabajar mucho y que sus posibilidades de éxito son escasas.

Y el equipo argentino, por su parte, parece que cerró una década prodigiosa por pura cuestión de edad de sus jugadores.

Del resto, apenas nada. Ni africanos, ni asiáticos, ni oceánicos han demostrado mejora significativa alguna en su baloncesto. Tampoco han aparecido jóvenes nuevos que signifiquen una promesa firme para el futuro.

Así las cosas, la NBA ha sacado ventaja de este Mundial. Ha ampliado su diferencia con el resto. Por la vía de lo físico.