Sin pretenderlo. Sin hacer ruido o molestar a nadie. Casi por inercia. Posiblemente por la ausencia de un gran acto social en Málaga donde la sociedad civil, empresarial, deportiva, cultural e institucional pudieran hablar de forma relajada, como punto de encuentro, donde nadie se sintiera más que nadie. Quizás ésta sea la clave del éxito. Los Premios Málaga, que organiza desde hace cuatro años La Opinión de Málaga y Prensa Ibérica, se han convertido en el gran acontecimiento social de la provincia. Un oasis en medio de la tormenta y de las urgencias diarias. Una velada donde las sonrisas no son forzadas, decía un veterano empresario muy dado al traje y a las fiestas de postín. Se agradece. Estamos cómodos.

Por eso estamos contentos. Somos felices. Miramos al futuro. Tendemos la mano. Nadie es extraño. No buscamos enemigos; saludamos. La Opinión de Málaga ha cumplido 18 años en este 2017. Nacimos con el propósito de ofrecer una información al servicio exclusivo de los lectores y una crítica seria, cimentada en el rigor y la independencia. En estos más de 6.670 números seguramente nos hemos equivocado, somos conscientes de que no siempre hemos estado a la altura de lo que los lectores esperaban de nosotros, pero el espiritu que guía a todos los que trabajamos en La Opinión no es otro que servir de la mejor forma posible a la sociedad malagueña. Nos gusta realzar los logros de sus empresarios, de sus vecinos, de nuestras instituciones. Nuestra responsabilidad como medio de comunicación social nos obliga también a abrir debates sobre el presente y futuro de nuestra provincia. Y nuestro deber nos impone, además, alertar de sus debilidades o denunciar las injusticias.

Todas estas exigencias no se podrían realizar sin disponer de una magnífica redacción, de todos los colaboradores, del departamento de publicidad y del de administración, que siempre, incluso en los momentos más difíciles, han respondido con la máxima entrega y profesionalidad para presentar el mejor periódico posible cada día. Ahora, por fortuna, ese esfuerzo es durante las 24 horas gracias a las posibilidades infinitas que presentan los nuevos canales de distribución de noticias que genera la web de La Opinión, que con sus más de 70.000 lectores diarios se consolida como la segunda web informativa de la provincia y una clara referencia para conocer cuanto sucede en Málaga.

En estos 18 años todos hemos cambiado. Málaga ha cambiado, y lo ha hecho a mejor. De forma superlativa. Y no lo dice un malagueño convencido, lo comentan todos los que tienen la suerte de visitarnos. Uno de esos visitantes ilustres es nuestro director general de Contenidos, Juan Ramón Gil, un periodista de raza al que no se le caen los adjetivos cuando escribe. El pasado domingo, en el diario Información de Alicante, periódico del grupo Prensa Ibérica, ofrecía una doble página en la que analizaba las diferencias entre Málaga y Alicante y contaba algunas de las puyas que nuestros políticos se lanzaron con elegancia durante la entrega de premios para el divertimento del auditorio. Creo que es interesante reproducir algunos fragmentos para que podamos valorar lo que tenemos en casa.

El análisis se titulaba 'Permítanme que les hable de Málaga'. En la entradilla señalaba: La capital andaluza ha conseguido reinventarse y convertirse en pocos años en una referencia internacional mientras en Alicante hasta los cruceros anuncian que se van la misma semana en que sale la mayor regata del mundo.

En el texto añadía: Este artículo tiene sentido en las páginas de un periódico como INFORMACIÓN es porque hablamos mucho de Málaga en Alicante últimamente. Una provincia que hace unas décadas ocupaba cuadrícula en el mapa del subdesarrollo y que hoy representa un caso de éxito internacional. Con una capital que ha protagonizado una de las mejores transformaciones urbanísticas de los últimos años, que ha sido capaz de reinventarse como referencia cultural europea (en Alicante, en 34 años de autonomía la Generalitat no ha tenido tiempo aún de hacer un solo -repito, un solo- museo) y que empieza a aparecer ya en muchas clasificaciones como tercera ciudad de España, superando a Valencia. Y con una provincia que supera en PIB al resto de las andaluzas, incluyendo Sevilla. ¿Cómo lo han hecho? Con voluntad política, con implicación social, con objetivos claros y concretos, con unidad de acción, sea del color que sea cada cual.

Estos valores y esta implicación es lo que defendemos en La Opinión desde que se fundó. Entendemos que Málaga puede avanzar aún más si todos sumamos, si todos trabajamos por un bien común para impulsar a una provincia y, sobre todo, a una capital que ya es envidiada por el restos de las grandes urbes españolas.

Y nosotros nos sentimos privilegiados de haber sido testigos directos de esta espectacular transformación y de la historia más reciente de Málaga. Al igual que la ciudad evoluciona, se moderniza, La Opinión se ha convertido ya en un medio adaptado a las nuevas formas de comunicación que exigen estos tiempos. Ahora andamos enredados con nuevas herramientas digitales para trasladar lo que sucede en Málaga al mayor número posible de personas y con la inmediatez, pero sin olvidar el rigor, que exigen estos tiempos de fast food news.

Durante los últimos años hemos estado trasteando con las nuevas herramientas y soportes de distribución de noticias, y todos hemos coincidido en que lo importante es seguir haciendo buen periodismo independientemente del canal que se use para ofrecérselo al lector. Nadie podía imaginar que cuando nació el periódico en 1999 una información de este año sería leída por más de 170.000 personas. Hoy eso es posible, lo que nos añade un poco más de presión para ejercer el periodismo con la responsabilidad, la ética y los valores con los que se rigen todos los medios de Prensa Ibérica: Los lectores y sus intereses están por encima de cualquier consideración.

Gracias a todos.