El francés Lilian Calmejane ganó hoy la octava etapa del Tour de Francia y logró por fin que una escapada llegara a buen puerto, una semana después del inicio de la edición.

El pelotón de los favoritos entró agrupado a 50 segundos del ganador y no hubo cambios en la general, que sigue liderada por el británico Chris Froome (Sky), por delante de su compañero de equipo y compatriota Geraint Thomas y del italiano del Astana Fabio Aru.

El ciclista del Direct Energie, ganador el año pasado de una etapa en la Vuelta a España, consiguió a sus 24 años y en su primera participación en la ronda gala su triunfo más importe.

El francés se escapó de una fuga de una decena de hombres cuando faltaban 17 kilómetros para la meta situada en la Station de Rousses y mantuvo una renta suficiente que le permitió entrar en la meta por delante del holandés Robert Gesink. Calmejane se impuso en una cima en la que el último ganador fue su compatriota Sylvain Chavanel.

Gesink se quedó con la miel en los labios. Cruzó a 36 segundos del francés de Albi, con el pelotón principal pisándole los talones, con todos los favoritos en el mismo tiempo. El Sky mandó en todo momento y marcó el ritmo del ascenso. Los hombres de Froome pusieron a su líder a buen recaudo y con las mismas diferencias, es decir, 12 segundos sobre su compañero Geraint Thomas y 14 respecto a Fabio Aru.

Una etapa sin esprinters, apta para una fuga consentida y sin peligro, para cazaetapas y aventureros. Se cumplió el guión a rajatabla, aunque la escapada buena tardó en formarse. Pasada medio recorrido se marcharon Bakelants (AG2R), Roche y Greg Van Avermaet (BMC), Pauwels (Dimension Data), Barguil (Sunweb), Gesink (Lotto-Jumbo), Clarke (Cannondale) y Calmejane (Direct Energie).

El Sky dio el visto bueno al proyecto y estabilizó la fuga en torno a los 2 minutos, en espera del último puerto, una dificultad de 11 kilómetros al 6,4 por ciento donde Calmejane tomó la decisión de su vida.

El ciclista galo arrancó de lejos y coronó en solitario con un puñado de segundos sobre Gesink y 1.25 de adelanto sobre el pelotón. Desde la terraza del puerto inició una contrarreloj en solitario hasta meta, cargado de ilusión. Los calambres le hicieron una broma muy pesada. Perdió el ritmo, pero se recuperó solo pensando que se iba a estrenar en el Tour, además a lo grande.

Y así fue, se presentó en la recta eufórico, ajeno a dolores musculares, en una nube de felicidad. Algo parecido a lo que sintió hace un año en San Andrés de Teixido cuando ganó la cuarta etapa de la Vuelta, en su primer año de profesional, en su estreno en una grande.

Este domingo se disputa una de las etapas más esperadas de la 104 edición, de 181,5 kilómetros entre Nantua y Chambéry. Nada menos que siete puertos, tres de ellos fuera categoría, el inédito Col de La Biche (10,5 kms al 9 por ciento), Le Grand Colombier (8,5 kms al 9,9) y el Mont du Chat (8,7 kms al 10,3), éste último con la cima a 26 kilómetros de meta.