No se puede hablar de una edad para el comienzo de la introversión ni para hacer un diagnóstico de algo que en realidad es un rasgo de la personalidad y no un trastorno. Aunque sí se puede decir que hacia los 4 años se podría decir que los niños ya tienen una representación básica sobre sí mismos.

Según explica a Infosalus Silvia Álava, psicóloga infantil y autora de 'Queremos hijos felices. Lo que nunca nos enseñaron de 0 a 6 años' (JdeJ Editores, 2014), si los niños extrovertidos se lanzan a hablar y establecen una rápida comunicación con los demás y juegan más con otros niños, los introvertidos se quedan más parados, les cuesta entablar conversación con niños que no conocen o hacer peticiones a los desconocidos.

"A los padres les es fácil identificar esta introversión y cómo les cuesta más la relación con los demás. Los niños introvertidos parecen tener una menor necesidad de entablar relaciones con los otros", señala Álava.

En esto se diferencian niños introvertidos y tímidos, los primeros no tienen necesidad de esta relación, se sienten bien estando solos, sin embargo, el niño tímido quiere relacionarse, interactuar con los demás, pero hay algo que le impide hacerlo como la inseguridad, el miedo a fallar o a no ser aceptado.

Los niños deben aprender a relacionarse con los demás, no hay que dejarles que eviten hacerlo pero tampoco se puede obliga a pedir actuaciones innecesarias en el contexto. "Hay que desmitificar la introversión, es un rasgo más de personalidad, no es patológica, el niño sólo necesita aprender habilidades sociales", continúa la psicóloga infantil.

Cómo ayudar a mi hijo introvertido: consejos para los padres

La autora señala algunas pautas de actuación para aquellos padres preocupados por la introversión de sus hijos:

* No forzar al niño: cuando vayamos a estar en un encuentro social, hay que comentarle que hay más niños y que tiene que involucrarse. Son útiles los juegos dirigidos en los que se sugiere a los niños el juego (como el pilla-pilla o el escondite) o las actividades con monitores de tiempo libre en las que participan todos los niños y no pueden 'escapar' de jugar.

* No etiquetar: no pasa nada por ser introvertido pero no hay que asumir por él la comunicación con los demás ni hablar o pedir las cosas por él y no dar explicaciones ante su falta de contestación o de relación diciendo que es introvertido. "No hace falta que le resuelvas este menor interés por relacionarse con los demás", señala Álava.

* Ensayar con él situaciones sociales: es lo que se denomina 'role playing', así se puede ensayar cómo pedir agua a un camarero o jugar a algún amigo. Mamá o papá representan el papel de la persona a la que el niño pide algo. Esto les hace tomar seguridad ante la situación.

Distingur entre introversión y timidez

La timidez no es un rasgo de personalidad, como en el caso de la introversión, sino que la persona tímida quiere relacionarse pero se inhibe de hacerlo y esto se acompaña de ideas irracionales sobre no ser aceptado por los demás.

En el caso de los niños es importante detectar esta timidez e ir trabajando pequeñas técnicas para dotar al niño de habilidades sociales, de las que en la mayoría de los casos carecen. Además, la principal fuente de aprendizaje de los niños es el modelaje de los padres a los que suelen copiar, por ello es importante darse cuenta de cuál es el modelo que estamos enseñando a los niños e ir trabajando sobre ello.

Es muy importante también en el caso de los niños que presenten timidez, no etiquetarlos y no sobreprotegerles, es decir, no resolver por ellos las situaciones en las que sientan esta timidez, porque de esta forma no desarrollarán habilidades sociales. Hay que reforzarles cada vez que hacen un pequeño gesto y no criticarles ni compararlos con sus hermanos, primos, amigos, etc.

"No hay que permitir el aislamiento del niño sino favorecer su participación en actividades que promuevan el contacto con otros niños y evitar llevar con ellos juegos que puedan realizar en solitario como las consolas", señala Álava.

No hay que forzar la situación social y marcar metas objetivas como sólo saludar y luego jugar y sobre todo fomentar la independencia del niño. "Se puede invitar a amigos y a sus hijos a casa, donde el niño está más seguro, para luego ser recíprocos y visitar a estos amigos en su casa, para que el niño pueda ir aprendiendo las normas sociales de forma natural", concluye la psicóloga infantil.