El realizador Miguel Alcantud presentó ayer Diamantes negros, su cuarta película -«la primera de temática social», dijo-, en la sección oficial a concurso del Festival de Málaga Cine Español. Un filme que llama la atención sobre el tráfico de niños africanos que son traídos a Europa con la promesa de jugar en un gran club de fútbol. Una realidad nada conocida y que este filme pone sobre la mesa.

«Hay un trabajo de documentación muy grande detrás y, obviamente, una voluntad de denuncia de un problema que nadie conocía, ni siquiera yo», explicó el realizador, que confesó que en ningún momento se planteó realizar un documental.

«Desde el principio tuve muy claro que quería hacer una película de ficción por dos motivos. Primero, por la visibilidad: una cinta de ficción tiene mucha más visibilidad. Y por otra parte, para huir del periodismo y trabajar con emociones, con sentimientos. Para que se entienda qué puede sentir un niño en esta situación y no sólo decir que hay 20.000 niños en la calle por este problema». Para Alcantud, los últimos culpables de esta situación son «los clubes del fútbol que aceptan este tipo de niños». «Sin querer apuntar a nadie, las normas de la Fifa dicen que no se puede contratar a menores de 18 años de fuera de Europa. Sólo hay que ve cómo están compuestas las canteras de los clubes de toda Europa», sostiene.

Uno de los protagonistas de Diamantes negros es el maliense Alassane Diakite, que explicó haber vivido «el 95% de lo que aparece en la película», después de haber viajado a Francia, donde se alojó con un visado para dos meses «en la casa de un representante que le mentía». Después entró de forma ilegal en España, según Diakate, que admite que lo pasó «muy mal», aunque no tuvo que llegar a robar ni a traficar con drogas como los personajes de la película.