En un momento de Hijo de Caín, el psicólogo incorporado por Julio Manrique cuestiona muchos de los supuestos síndromes o enfermedades de nuevo cuño con los que, en opinión del personaje, los médicos tratan de darse importancia. Es una reflexión que comparte de la cinta, Jesús Monllaó: «La medicina, sobre todo la psicología moderna, tiene una tendencia bastante exagerada hacia la biologización de cualquier síndrome. A veces hay cosas que son inexplicables desde el punto de vista médico; por ejemplo, hay personas que no sienten empatía ni dolor ante los demás y la desgracia ajena. El etiquetado como enfermedad no deja de ser una excusa que nos autoimponemos para justificar lo bueno, porque en nuestra buena fe somos incapaces de creer que existan seres así», reflexionó el cineasta.

En el caso de Nico, el turbio adolescente que protagoniza el filme, todo tiene que ver con el poder. «El poder es saber los puntos débiles del otro y hay unos personajes que creen saberlos; además de que todos tienen puntos oscuros en los que creen sacar partido en una situación», destacó el director, quien llamó la atención del mundo del ajedrez, muy presente en Hijo de Caín, como «la representación metafórica del andamiaje de esta sociedad».