La Sección Oficial del 18 Festival de Málaga.Cine Español ha empezado con 'Hablar', de Joaquín Oristrell. Aseguran que el filme "trata de reflexionar sobre el inmenso poder de la palabra"; en realidad, se tendría que haberle hecho un homenaje a la palabra de otra manera: guardando silencio. Porque para abordar cuestiones sociales y humanas de la actualidad con la nula hondura que se exhibe aquí, mejor chitón, la verdad. No es cuestión de condenar el uso de arquetipos (los personajes no tienen nombre) pero sí de quedarse en la superficie cuando se quiere escarbar en las cosas, porque eso sólo lleva al lugar común, al guiño a lo reconocible, al oportunismo. Y es que, a veces, 'Hablar' parece un repaso por titulares de prensa llamativos de los últimos meses: aparece 'El Coletas', un trasunto de la mujer de Bárcenas, aquella señora que robó comida una vez para que pudieran comer ella y su hijo... ¡Hasta comparece un alter ego del marido pajillero confeso de Chiqui, aquella exconcursante de 'Gran Hermano'. Y luego está el asunto del dichoso plano secuencia, que el señor Oristrell te lo resalta, de manera incomprensible, nada más comenzar la proyección: resulta triste asistir a una puesta en escena inexistente, en la que la cámara no acompaña a los actores sino que son éstos los que buscan a la cámara, reduciendo la localización real (el barrio de Lavapiés) a la bidimensionalidad y falsedad de un decorado de cartón piedra. Pero da igual: al final, los actores aplauden y se aplauden, y ya hemos inaugurado el Festival de Málaga. Silencio.