­ZonaZine se llenó, por un lado, del ambiente de un Madrid solitario y veraniego, pero también de una tensión que se cortaba con una navaja. Cuento de Verano, una flojísima película de Carlos Dorrego, llegó con polémica incluida, y eso se notó cuando, tras la proyección, le preguntaron a su director sobre Rubén Ochandiano, protagonista del filme y en principio co-realizador -abandonó el proyecto y solicitó no salir en los créditos-: «Eso fue una decisión personal de él. Estuvo en el proceso de rodaje y cuando termino decidió desvincularse y no seguir adelante, y fue una petición suya. Nosotros la hemos respetado, hemos seguido adelante y luchado por el proyecto». El actor, que para más inri está estos días en el Festival de Málaga presentando Santuario, en una sección paralela, trabajó en la dirección de Cuento de verano hasta el término del rodaje del film, que, según cuenta Dorrego, ha sufrido un extreme makeover que ha cambiado casi al completo la historia original. «La película que se rodó al principio era totalmente distinta, incluso de otro género; poco a poco se fue transformando», contó el ahora único director del filme. Para este cambio radical , la sala de montaje ejerció de quirófano absoluto: «Le dije al montador: ¿Te atreves a volverte loco y a hacer una película nueva de esto? y él aceptó. Nos encerramos aproximadamente ocho meses durante todos los ratos que podíamos dándole vueltas, llenos de post-its de diferentes tamaños y colores dándole vueltas y vueltas y muchas versiones...».

¿De dónde surge Cuento de verano? «Había una premisa básica, hablar de la espera y soledad, las decisiones que debe tomar cada uno en la vida», explicó Dorrego, quien encontró en el verano madrileño el momento y el lugar perfectos. Luego llegó el trabajo de guión, una colaboración con todo el equipo: «Nos encerramos tres en casa, obligados seis horas al día. Cambiamos los personajes con Manuela [Velasco, una de las protagonistas de la película], hicimos cástings... fue un proceso creativo de gente que quería hacer una película, trabajar y montar algo con sello propio, queríamos hacer una película y que saliera entre todos», comenta Silma López, otra de las actrices.

Otro detalle singular: la película cuenta en su banda sonora con la colaboración de la intérprete y cantante Najwa Nimri, que por estos días prepara junto al director de la película un proyecto musical.

Después de los problemas, las diferencias de criterio y opinión, Cuento de verano ya es una realidad. Pero tiene mucha vida por delante. «La película salió del laboratorio el 13 de marzo. Ahora, cuando pase el Festival, la idea es comenzar a tener reuniones con distribuidores, comenzar a enseñarla... Sabemos que Málaga es un escaparate para que llegue a más gente».

Lejos de todos estos entresijos, polémicas, cambios y remoliendas en el backstage del filme, lo que queda, lo que ve el espectador -al fin y al cabo, lo que verdaderamente interesa- es un relato modesto, que no impresiona, donde sí se pueden vislumbrar algunos detalles interesantes, como esos personajes ilusorios, que en principio son una buena y original idea aunque la verdad es que no termina llegando a buen puerto. La historia se hace larga, forzada y gomosa, estirada, sin un perfil convincente en sus personajes. Al final, si te la cuenta un amigo, spoilers incluidos, seguro que resulta más divertida que visionarla.