El glamour de la alfombra inaugural no se hizo esperar. Eran muchos los rostros conocidos que esperaban acaparar miradas y el público malagueño respondió, un año más, a la cita con el cine español. Aunque el inicio de la gala se retrasó hasta las 21.00 horas, todo marchó según lo previsto. El fenómeno fan que acompaña a Mario Casas no defraudó y le bastó poner un pie en la alfombra para desatar la locura de los allí presentes.Gritos, llantos y selfies, muchos selfies. Esa fue la tónica general en una apertura que estuvo marcada por la presencia mayoritaria de la pequeña pantalla.

Natalia de Molina y Javier Gutiérrez, presentadores de la gala, fueron los encargados de abrir la primera alfombra roja de la decimonovena edición del Festival de Málaga Cine Español, que este año cuenta con unos metros más para que las estrellas del cine español puedan lucir sus mejores galas. Tras ellos, los televisivos Rubén Sanz, Alfonso Sánchez o Alberto López, que contagio alegría y buen humor a un público entregado. Para dejar paso a las veteranas Carmen Machi, muy elegante de negro, y María Pujalte, con un palabra de honor de Amaya Arzuaga en piqué y con detalles geométricos a los lados. Acertaron también María León o Patricia Montero, muy favorecida con vestido blanco de pedrería y espalda al aire. Pero las que más lucieron sobre la tela roja fueron Andrea Duro, con un diseño de Thename, que negro y en terciopelo era sinónimo de acierto seguro y Nya de Rubia, que de verde esmeralda arriesgó con las transparencias. Otra de las actrices que gustó mucho fue Noemí Ruiz, de rojo, y Belén López, con un diseño midi blanco. Además de la cantante Nuria Fergó, que apostó por el modisto local Jesús Segado.

Sin embargo, el estilismo más comentado fue el de un chico. Luis Fernández no pasó desapercibido con un modelo del malagueño David Delfín, incluido guiño a la selección española, gafas de sol y originales zapatos. Aunque la mayoría de los hombres de la noche se decantaron por trajes más discretos donde el negro fue, una vez más, color recurrente. Fue el caso de Rubén Cortada, otro de los más vitoreados y aclamados.