­La velada inaugural de la decimonovena edición del Festival de Málaga Cine Español sirvió de adelanto a lo que está por venir en los próximos días y también para reivindicar el valor de la cita malagueña. Correctísimos y cercanos, Natalia de Molina y Javier Gutiérrez se estrenaron como pareja escénica presentando los contenidos del certamen, del que destacaron sus cualidades como foco de interés y motor económico. «El pasado año acudieron casi 125.000 personas; la cita ha aumentado su impacto en redes sociales un 200% y su impacto económico está cifrado en 40 millones de euros», dijo De Molina. Pero la actriz de Techo y comida también se refirió a las historias que hacen posible este festival: «Un festival de cine es una pantalla de proyección. Y a través de esa pantalla, cada uno de nosotros vive su historia».

Por su parte, el protagonista de La isla mínima destacó el valor cultural del evento: «Es un festival de cine y de cultura, una cultura que nos dignifica y nos hace mejores personas», dijo poco antes de dar paso a la actuación de Diana Navarro. La malagueña apareció en el escenario para cantar El perdón mientras en la pantalla del Cervantes se sucedían escenas de Amantes, filme de Vicente Aranda que ha sido designado como la Película de Oro de esta edición. El protagonizado por Diana Navarro fue el momento más emotivo de la ceremonia. El público, puesto en pie ante su sensibilidad y potencia vocal, así lo confirmó con una sonada ovación.

El presidente del jurado de la Sección Oficial de Largometrajes, el realizador Manuel Martín Cuenca, presentó al resto del jurado, entre los que se encuentran el actor y cineasta Daniel Guzmán, que no dudó en piropear un certamen del que salió vencedor el año pasado con su debut en la dirección, A cambio de nada. «Lo maravilloso de este festival es que apuesta por nuestra cinematografía», apuntó.

La música del trío formado por Josemi Carmona, Javier Colina y Bandolero, que arrancaron su actuación con una interpretación de Moon River con tonalidades de flamenco y jazz, acompañó los últimos compases de la gala, que concluyó con la proyección de Toro, filme de Kike Maíllo protagonizado por Mario Casas, Luis Tosar, José Sacristán e Ingrid García Jonsson, entre otros, y rodado en buena parte en las calles y playas de Málaga. Sobre este último aspecto, el propio Maíllo realizó una bonita alusión. «Hace un año, el equipo de Toro estaba estrellando coches en La Malagueta. Y por eso hemos querido estrenar la película ante los malagueños», destacó el director, que igualmente agradeció el apoyo brindado tanto «por el Ayuntamiento como por la Málaga Film Office».

Para cerrar el acto, Javier Gutiérrez invitó a todos los malagueños a acercarse al festival. «Porque seguro que hay una película para cada uno de nosotros. Seguro que hay una película para ti», dijo mientras de fondo sonaban los acordes de Purple Rain en homenaje al desaparecido Prince.

Lo que queda por delante es una variadísima sección oficial -entre otra muchas secciones- en la que competirán los filmes La noche que mi madre mató a mi padre, de Inés París; La punta del iceberg, de David Cánovas; Callback, de Carles Torras; Julie, de Alba González de Molina; Nuestros amantes, de Miguel Ángel Lamata; Cerca de tu casa, de Eduard Cortés; El Futuro ya no es lo que era, de Pedro Luis Barbero; El Rey Tuerto, de Marc Crehuet; Gernika, de Koldo Serra; Kóblic, de Sebastián Borensztein; La próxima piel, de Isaki Lacuesta e Isa Campo; Quatretondeta, de Pol Rodríguez; Rumbos, de Manuel Burló Moreno, y Zoe, de Ander Duque.

Paz Vega recibirá hoy el premio Málaga; el cineasta Santi Amodeo será galardonado mañana con el premio Eloy de la Iglesia-La Opinión. Emilio Gutiérrez Caba, Biznaga Ciudad del Paraíso; Teresa Font, Ricardo Franco, y Gracia Querejeta, premio Retrospectiva, completan este apartado.