Una soberbia y magnética Paz Bascuñán encarna en Sin filtro a una mujer de mediana edad atrapada en las prisas, egoísmos e incomunicación de la vida moderna. Pero consigue salir de su marasmo personal, romper todas sus ataduras y afrontar a las claras todos sus problemas. Éste es el punto de partida del filme de Nicolás López, todo un fenómeno social en su país, Chile, sin duda, una de las cinematografías latinas más activas y admiradas del momento.

¿A qué atribuye el éxito en Chile de Sin filtro? Porque lograr 1.300.000 espectadores con un presupuesto tan bajo como 400.000 euros no es tan usual...

Mis películas anteriores la mayoría de las veces habían funcionado bien en la taquilla, como mi trilogía de comedias románticas: Qué pena tu vida, Qué pena tu boda y Qué pena tu familia. Pero ni toda la taquilla que hicieron esas tres películas juntas le llega al éxito de Sin filtro. Creo que lo principal fue hablarle a un publico menos adolescente, hacer una película más adulto y, sobre todo, destinada a las mujeres, que lamentablemente no son muy bien representadas en el cine. Hay ansias de verse representadas en el cine más allá de la comedia romántica. Pero lo que más me ha sorprendido es lo universal de la película; tanto es así que estamos haciendo remakes en Argentina, México, China, Francia, Estados Unidos (dirigido por mí) y en España (producido y probablemente dirigido por Santiago Segura).

¿Cree que Sin filtro podría funcionar en un programa doble con otra película chilena como Gloria?

Sin duda... Un especial de mujeres al borde de un ataque de nervios sudacas.

Aquí en Europa parece prestársele atención sólo al cine latinoamericano más de autor, de compromiso y denuncia. ¿Cree que los europeos ignoran o menosprecian la posibilidad de que exista un cine latino de vocación más comercial?

Mis películas son extremadamente de autor, lo que pasa que a mí me gustan mucho la comedia y el terror/thriller en todos sus propios microgéneros. Obviamente en Europa hay mas hambre de ver cine de porno-pobreza porque es una imagen donde se sientes cómodo. A día de hoy me topo con europeos cultos que me preguntan si en mi país hay wi-fi.

Su nombre está asociado a proyectos y otros nombres más relacionados con cine de género y de culto. ¿Tiene miedo de que en esos círculos se considere Sin filtro una obra demasiado mainstream?

Yo quiero que todo lo que haga sea mainstream, o sea, que logre tocar la cultura popular y ojalá lo vea la mayor cantidad de personas. Eso sí, siempre siguiendo mi instinto y no las modas. Es así como hemos hecho películas de vampiros como The Stranger, caníbales como The Green inferno, thrillers sexuales como Knock Knock [estas dos últimas, dirigidas por Eli Roth], películas de desastre como Aftershock, comedias románticas como la trilogía Qué Pena, comedias femeninas como Sin Filtro y absurdas y adolescentes como Promedio Rojo 1 y 2 o la saga de policías Fuerzas Especiales. Lo principal para mí es hacer el cine que me guste y no sentir vergüenza por eso.

¿Qué ocurre en Chile para que siendo una industria tan pequeña esté produciendo tantas películas que luego generan aplauso y tienen un largo recorrido por festivales de todo el mundo?

Ni idea... Somos un país que vive mucho tiempo aislado y hay muchas ganas de comunicar y hacer cosas. Chile tiene una energía maravillosa. Eso sí, solo puedo hablar por mi lado. Nosotros en mi productora, junto a mi socio, el asturiano Miguel Asensio, nos hemos esforzado por hacer cine desde Chile para el mundo. Independiente del idioma, sea inglés, español neutro o chileno la idea es intentar generar una microindustria que permita que no exista la brutal fuga de talentos de gente no le encuentra continuidad a su trabajo.