Mientras Rosalinda Galán responde a las preguntas de La Opinión, la pequeña Zoe Gavira, su sobrina en la vida real y su hija en la ficción, no para de jugar a su alrededor. Ambas forman un poderoso tándem interpretativo en esta película que ofrece una desalentadora mirada sobre la crisis. Una conmovedora historia con aires de documental que se rodó contando con la colaboración de los vecinos del pueblo de ambas, Los Palacios.

Uno de los mensajes de la película es que a veces es la propia familia el peor de los males.Hay un dicho: "En todas las familias se cuecen habas...".

Y a eso hay que sumarle la mala relación que mi personaje, Gema, tiene con su madre. No está sola, pero sí mal acompañada. Y eso juega en su contra.

Aseguran que fue un buen rodaje. ¿No encontró dificultades al encarnar ese personaje que vive entre tantos problemas?

Estaba con el corazón encogido con este personaje. Las ojeras que se me ven son de verdad. Estaba con mucha ansiedad por cómo era la historia. Pero cuando hablamos sobre lo bien que ha ido todo es sobre lo bien que se han dado las situaciones. Cada improvisación que habíamos hecho, aunque detrás había un planteamiento, la superamos gracias a Zoe y a toda la gente que colabora, que sin ser actores fueron extremadamente generosos. Aunque pueda parecer lo contrario, no es fácil trabajar con gente a la que conoces. En esto tiene mucho que ver la labor de Ander, que está pero no está, incluso le han llegado a llamar el director invisible, y que hizo que la gente se sintiera cómoda. Fueron seis días muy intensos, rodando desde las las 8 de la mañana hasta las 12 de la noche, pero de una manera muy natural. Zoe se echó a llorar la primera vez que vio la película, porque ella no era consciente de lo que estaba haciendo. Cuando yo voy al pueblo, ella pasa todo el día conmigo y dormimos juntas, por eso digo que realmente no la sacamos mucho de su rutina.

¿Y no son esas lágrimas de Zoe la confirmación de que han hecho un gran trabajo?

Con lo que me siento más satisfecha es con las reacciones de las madres que nos dicen que se han visto reflejadas y se han emocionado al ver la relación que mi personaje tiene con su hija. Y que la historia no profundiza en el drama, tratando toda la situación desde la normalidad.

¿Qué sociedad estamos creando cuando estas situaciones se consideran normales?

Desgraciadamente es normal porque estamos acostumbrados a que esto ocurra cada día.

Se dice que rodar con niños y animales suele ser complicado.

No ha sido difícil. Yo quería que ella brillara. Y creo que se ha conseguido porque se le dio libertad absoluta. Ella, cuando entra en una dinámica de estar cómoda, es muy creativa e inquieta. Y todo lo que ha aportado ha sido de provecho. Por eso el 95% de lo que se ve en la película son primeras tomas.

¿Podemos decir que el cine es un reflejo de la sociedad, en la que hay ricos, grandes producciones, y pobres?

Así estamos. Los grandes y los pequeñitos. Zoe es una película que tiene intenciones y no tiene pretensiones. Y si estamos aquí es gracias al Festival de Málaga, al que estaremos eternamente agradecidos. Aunque es una película pequeñita y que tiene otras intenciones, la veo a la altura de otras películas que tienen una producción brutal. Porque esta película tiene otras prioridades que, además, creo que hemos conseguido por las reacciones que voy recogiendo del público y la prensa.

Porque al final, seis millones arriba o abajo, lo que manda en una película es la historia, ¿no?

Sí. Aunque con seis millones de presupuesto, la historia se habría perdido. Se habría convertido en otra cosa. Con seis millones uno se vuelve loco. ¡Quién no se vuelve loco con tanto dinero! Creo incluso que esta película no hubiera sido la misma con un sonidista y un maquillador.

¿Sirve este tipo de cine para dar un guantazo sin mano a los políticos?

Con lo que me siento consecuente y lo que me representa como persona el trabajo que hemos hecho es que no es un reclamo social como tal. Sí lo es, pero aquí hablamos de cómo las personas sobreviven y se adaptan a todo. Y cómo incluso por encima de todo uno intenta ser feliz y estar con su familia. Y cómo el sistema también falla en estos casos. Se plantea en Zoe una cuestión: ¿Qué pasa si una madre no está preparada? ¿Qué pasa si no es el prototipo de madre coraje que sale a la calle y roba y se pelea? ¿Qué pasa si Gema es igual de niña y no tiene ese instinto de madre coraje pero es igualmente una buena madre?