­­¿Cómo se ha tomado el cine español el nuevo rumbo adoptado por el festival?

Lo ha recibido de manera muy positiva. Todos consideran que es una gran oportunidad para aumentar la utilidad del festival en la medida en que los límites geográficos en materia audiovisual son cada vez más difusos. Hace unos años, las películas de Argentina eran solo de Argentina; las colombianas, de Colombia y las españolas, de España. Ahora todas son producciones de varios países. Esto es algo que hemos venido percibiendo en los últimos años durante los procesos de selección de las películas para el festival. A partir de ahí nos hemos situado en la realidad de las cosas, que nos lleva a determinar que hoy día lo español, en materia audiovisual, es geografía, películas en cualquiera de las lenguas oficiales de nuestro país; producción, cintas producidas por empresas españolas, sea en el país que sea y en el idioma que sea -siempre cito el caso de Callback, filme catalán, rodado en Nueva York y en inglés-. El tercer gran pilar que ahora se incorpora es el idioma, que nos une a 23 países y 560 millones de personas que hablan un idioma común. Desde este punto de vista, el festival se sitúa en una realidad muy concreta y le hace ser más útil para el sector.

¿Nadie le ha reprochado que el certamen difumina su identidad con este cambio?

No. Algún periodista me ha comentado eso de que el que mucho abarca poco aprieta. Pero lo cierto es que no abarcamos más. Sencillamente, lo que hacemos es resituarnos en lo mismo. Siempre he dicho que nosotros teníamos una singularidad, que era la promoción y difusión del cine español. Pero si hoy día lo español cambia su naturaleza y cualidad, el festival debe adaptarse a esa nueva naturaleza o cualidad. Por lo tanto no es que estemos abarcando más, sino que estamos desarrollando una mayor utilidad para el sector al posicionarnos sobre lo que el sector pide.

A corto plazo, ¿cuáles serán los beneficios para Málaga?

Varios y todos muy importantes. El primero es el crecimiento de la dimensión internacional del festival. Este cambio al cine en español supone la transformación de un festival nacional a uno internacional. Y eso significa un mayor posicionamiento y crecimiento de prestigio. En segundo lugar, vamos hacia una racionalización de nuestros contenidos. Hasta ahora, teníamos la Sección Oficial y la Sección de Territorio Latino. Teníamos 14 películas en una y 10 en otra. Lo que hemos hecho es fusionarlas y racionalizar estos contenidos. Ahora tenemos 23 cintas en la Sección Oficial, aunque no todas van a competición, por lo que la competición se mantiene en un número de películas acorde a lo que ocurre en otros festivales, pero menor de lo que antes teníamos con las dos secciones por separado. Y en tercer lugar, para la industria nos convertimos en un escaparate más cualificado. La cinematografía latinoamericana necesita buenas ventanas de proyección y difusión para entrar al mercado español y europeo. Y eso va a hacer que Málaga se convierta en un festival muy útil para ellos, lo que generará un diálogo muy fluido y constructivo que nos hará ganar futuro.

¿La idea es convertirse en un festival de categoría A?

En este proceso, nuestro objetivo era llegar a convertirnos en un evento de cine en español y con una dimensión internacional. Lo de la categoría A en este momento no está entre los siguientes pasos de esta nueva hoja de ruta. No digo que con el paso del tiempo pueda llegar, pero creo que en este momento ni entra en la planificación ni creo que sea estratégicamente lo más importante.

¿Y cuáles serían entonces los siguientes pasos?

Posicionar de manera más intensa el festival en el ámbito internacional. Creo que Málaga siempre se ha considerado un festival bastante serio y útil, pero nos queda mucho por recorrer en el sentido internacional. Nos queda por desarrollar aún más el diálogo con los institutos de cine latinoamericanos, con las distribuidoras internacionales y con los agentes de venta. Y nuestros siguientes pasos van a ir en esa dirección, para que el Festival de Málaga sea para ellos estratégico. Otro paso que me parece natural y necesario sería conseguir que la filosofía que actualmente impregna al festival termine impregnando al mercado latino.

Un mercado que este año regresa pero que ha estado ausente durante años...

Entre 2001 y 2009 tuvimos unos mercados muy dinámicos e interesantes que se perdieron, fundamentalmente, porque la estrategia de Fapae no pasaba por Málaga. Afortunadamente, y tras años de negociaciones, Fapae ha vuelto a entender que lo más razonable y lógico es que un mercado de cine español se contextualice dentro del evento de referencia de cine español que hay actualmente en nuestro país. Igualmente, por las mismas razones que antes señalaba, lo lógico será que el mercado de Málaga sea un mercado abierto también al cine latinoamericano.

¿No afectará a la infraestructura del festival esta apertura internacional a 23 países?

Vamos a hacer alguna incorporación adicional en el área internacional, como es Anabel Aramburu, conocedora del mundo de los institutos de cine iberoamericano y los mercados. Pero el cambio que hemos realizado no es tan sustancial como para que la estructura se vea afectada. No es que de repente aparezca la necesidad de traer a Málaga a gente del cine latinoamericano. Ya venían con la sección de Territorio Latino. Si lo analizamos globalmente, esta nueva hoja de ruta no supone un incremento presupuestario tan relevante como para poner en peligro la gestión general del festival.

La Sección Oficial presenta este año dos películas malagueñas, Maniac Tales y El intercambio, aunque ambas fuera de concurso. ¿De no ser por esta apertura, hubieran entrado en la competición? ¿Han salido damnificadas por esta nueva realidad del concurso?

No. Se trata de ubicarlas donde creemos que van a tener una posición más acorde a lo que son. Maniac Tales es una película de género y no tenía mucho sentido que compitiese por su singularidad. Y lo mismo pasa con El intercambio. Las películas tienen el posicionamiento que deben tener en nuestra programación. Siempre lo hacemos con un planteamiento constructivo e intentando que su posicionamiento sea el mejor. No creo que hayan sido damnificadas ni creo que ellos tengan esa percepción respecto a su posición dentro de la Sección Oficial. El festival les ha abierto una gran ventana de difusión, que es su Sección Oficial, y el hecho de ir o no a competición no era lo esencial para estas dos películas.

¿Quiere decir que un filme de género no tendría cabida en la competición?

Las películas son películas. Pero una vez visto todo lo que tenemos, y para crear una Sección Oficial con un número razonable de cintas, hemos considerado que el posicionamiento de estas películas debería ser el que es. Lo hemos analizado y negociado con sus productores y a partir de ahí hemos llegado a un interés mutuo.

¿La presencia del ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, en la gala inaugural refuerza el valor del festival en España?

Para mí es muy importante que los responsables institucionales del audiovisual, como es el caso del Ministerio de Cultura, estén presentes porque supone un apoyo y un respaldo a lo que el festival ha recorrido en estos años, a lo que es hoy y a lo que será en el futuro. El ministro siempre ha mostrado ser un gran conocedor del Festival de Málaga y siempre me ha mostrado su apoyo de manera directa y personal.

El apoyo presencial es importante, aunque el económico es el que más se reclama...

Es cierto que el Ayuntamiento de Málaga no puede seguir aumentando los presupuestos que destina a sostener el festival. Tenemos que conseguir que tanto el patrocinio privado como las instituciones se involucren cada vez más. Y este año, por fin, hemos tenido la alegría del regreso de la Junta de Andalucía con una aportación de 150.000 euros. Y lo más importante, con su presencia y su integración dentro de una estructura que apoya al cine andaluz. Respecto al Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA) no renunciamos a que crezca su apoyo económico. Y esa es una reivindicación que hacemos cada vez que nos sentamos con ellos. Pero tengo que reconocer que con el ICAA también tenemos una relación muy fluida en otra serie de aspectos, que no son los meramente económicos, y que están ayudando mucho al festival a ganar la posición que ahora mismo tenemos.

¿Qué había que hacer para que la Junta tomase el camino natural, que es apoyar al certamen malagueño con una aportación nominativa anual?

Creo que quizás haya sido un cúmulo de cosas. Quizás el Festival de Málaga, que hay que reconocer que también ha estado un tanto errático en muchas cosas, se normalizara y estabilizara. Por otra parte, creo que hemos logrado que la Junta valore el impacto que el festival tiene a la hora de la promoción y difusión del cine andaluz. Y también es cierto que desde hace unos años ellos también han cambiado su estrategia y se han ido acercando cada vez más al festival y buscando puntos de confluencia. Este año han dado un paso decidido y hemos llegado al punto que la lógica reclamaba.

¿No le tiran los tejos TVE ni Telecinco para que el certamen cambie de patrocinador?

Tenemos una relación abierta con todas las televisiones, tanto las nacionales como las autonómicas. Creo que tenemos un débito afectivo y de coherencia con Atresmedia, que fueron los primeros en creer en este festival. De los 20 años que llevamos, 18 han sido con Atresmedia, antes Antena 3. Han sido unos compañeros de viaje que supieron ver en el principio el potencial que tenía el festival y que han sido muy fieles y cómplices con nosotros desde siempre. Y este año vamos a firmar una renovación por los próximos dos años.