Muy poca gente sabe que el gran poeta Rubén Darío vino a Málaga en 1904. Lo hizo en busca de una luz cegadora y curativa que le atravesara el hígado deteriorado por el alcohol y para reencontrarse con la ciudad de su amigo Alejandro Sawa y de su enemigo íntimo Salvador Rueda, una ciudad que por entonces y ahora no está muy alejada del Pársano que buscaban los parisinos. Cien años después de su muerte la misma luz lo recibió ayer en sentido figurado con la proyección especial del documental La princesa Paca, donde se narran sus amores con la española Francisca Sánchez del Pozo.

El poeta del cisne y del Azul más glorioso, llegó a Málaga entonces, a principios del siglo pasado, cuando ya tenía en su maleta recorrida toda la geografía gigantesca de América y ese aire prosaico colosal de Víctor Hugo mezclado armoniosamente con el exotismo selvático de su Nicaragua natal. Ya era el Príncipe de las Letras Castellanas cuando desembarcó en el gran pueblo colgado del cielo y las aguas, de las mil tabernas y ni una sola librería (entonces y ahora), para encantarse con lo pintoresco del paisaje humano y urbano. Hoy estaría igual de feliz con este sol de marzo y ese desfilar de ojos negros por sus calles, como los que entonces ya le llamaron la atención.

«El sol da su brillo a la imaginación malagueña, su fuerza a la fecundidad malagueña y su singular encanto a la hembra malagueña», cantó mientras descubría el flamenco local y dejó cuenta de ello en su exhaustiva visita al Café España, uno de esos salones cantantes donde el dorado de otra época ya se estaba tornando menos suntuoso en favor de un brillo más apagado para el cante más edulcorado del incipiente turista. Si ahora llegase a este nueva Málaga se caería de espaldas. Al Príncipe de las Letras esto le parecería ahora algo así como Estocolmo.

Tipismo

Pero también llamó la atención del prócer del Modernismo el tipismo en decadencia de barrios como El Perchel y la Trinidad, mientras se lamentó de que «más del lado del mar surge una Málaga cosmopolita y nueva». ¡Ay Rubén si ahora vieras que aquello es una sucursal inventada del Soho y que la gentrificación museística está acabando con el poco tipismo que quedaba en el centro histórico!

Pero imaginaciones aparte, lo que ayer se proyectó en el Museo Picasso Málaga fue una historia de amor contra viento y marea en forma de película para televisión dirigida por Joaquín Llamas. Un romance de ida y vuelta, de época, cargado de romanticismo y de reivindicación social femenina, pues ambos amantes lucharon por el derecho al divorcio hasta más allá de sus fuerzas y lo consiguieron a medias; pues la Ley Darío, como acabó llamándose, resultó para el beneficio de todos sus compatriotas menos para él con el que acabó no teniendo efecto por una sucia estratagema de su esposa que pudo justificar que mantenía cierta relación económica con el escritor.

A partir de este documental, inspirado en el libro de la nieta de la Princesa Paca, la periodista Rosa Villacastín y de Manuel Francisco Reina, que estuvieron en tertulia posterior a su proyección se supo la extraordinaria condición de mujer valiente y adelantada a su tiempo que tuvo Francisca Sánchez del Pozo, la hija del jardinero Real que un buen día recibió el flechazo de Cupido cuando Darío, con Valle Inclán de testigo, paseaban por estas floridas estancias y le pidió una rosa.

Nivel intelectual

Esta Princesa Paca, procedente de un sustrato social humilde, también lucharía en esa época por no ser vista como una adúltera y por acercarse al nivel intelectual de su marido, que le enseñó a leer, escribir y hasta hablar francés con la ayuda de otro ilustre poeta, Amado Nervo. La misma cultivaría una amistad con Emilia Pardo Bazán y conseguiría darle hijos al Príncipe de las Letras, que rogaría ante el mismo papa León XIII que le dejara contraer matrimonio con ésta.

A fin de cuentas se vino a poner de manifiesto un romance que cruzó el charco y unió a la madre patria con sus américas. Una relación que en el cine sigue siendo prolífica y que coloca al romanticismo como uno de los paradigmas que no sólo caracterizaron a cierta novela folletinesca sino que sigue alimentando las grandes pantallas en esos amores de contratiempos que no se amilanan en dos latinos apasionados.

@francismarmol79