La primera española grabada para el cine era bailaora, gitana y de Almería. Se llamaba Carmen Dauset, cuñada del cantaor Rojo el Alpargatero que tanto tiempo estuvo por Málaga. No fue ni Penélope Cruz, ni tampoco Paz Vega, oigan. La muchacha ha sido descubierta hace poco en diecisiete segundos de evolución al baile datados en 1894 en tierras yanquis. No la grabó ni Almodóvar, ni Medem, la inmortalizó un tal Thomas Alva Edison, un cualquierilla que diría un amigo. Y digo yo que este Don nadie que patentó más de mil inventos ¿por qué le daría por rodar a una bailaora española de flamenco? ¡Qué tendrá ese flamenco que gusta tanto a los extranjeros! que diría un desahogado periodista nativo en una gacetilla de finales del siglo XIX. Entiendan la ironía.

Pues eso, que a base de tiempo estamos descubriendo que hay cosas que mal que nos pesen llenan auditorios en el extranjero como el flamenco. Y dirán ustedes y qué tiene que ver eso con el Festival de Málaga Cine en Español, lo de la Carmencita sería una anécdota. Pues no, verán, es algo muy llamativo. Resulta que a Carlos Saura lo conocen en el extranjero y valoran sobre todo porque fue el gran revalorizador del flamenco a partir de sus películas. A este aragonés, que no sanluqueño ni de Espartinas le dio por eso, como al tal Alva o a los de Hollywood por un tiempo por otra tal Carmen Amaya. ¿Qué tendrán esos bailes?

La cosa es que esa isla llamada Saura parece que forma parte de un archipiélago y cada vez son más los naúfragos que vienen con un mensaje jondo debajo del brazo a este festival. La noche del lunes, con nocturnidad y alevosía, se produjo la proyección del documental a concurso sobre la vida de La Chana, una bailaora gitana de Barcelona que fue todo un vendaval artístico en la España post-franquista y que además tiene interés extra porque fue una mujer maltratada que salió del hoyo sentimental en el que se encontraba y que le obligó a dejar los escenarios por un tiempo. Emociona su caso.

La historia de esta agradabilísima señora, que vino a hacer su promoción con más de 70 primaveras, ya ha ganado uno de los más importantes galardones del cine documental del continente en Amsterdam. Y fíjense; su directora es Lucija Stojevic, como pueden imaginarse perchelera de padre y madre. Sorprendió también que entre el público había bastante gente joven, mucho hipster y como siempre poco flamencólico. Un clásico cuando hay que pasar por taquilla.

El documental que es un trabajo bien hecho durante varios años y con imágenes valiosísimas de cuando estaba en la cresta de la ola, también cuenta con la colaboración de la televisión catalana que cuando huele rentabilidad parece que hace menos ascos a lo que tenga tufo a español. Y hay que recordar que inevitablemente el flamenco es charnego de nativitate pese a que algunos caigan en la estupidez de declararlo Patrimonio de la Humanidad cuando ya lo era en tiempos de Edison.

Su historia de superación se sumaba a la que por la mañana aportaba al festival la bailaora Sara Baras con Voces, algo más en clave de lucimiento personal, que recoge su proceso creativo para su último espectáculo. Ambos casos eran un aldabonazo para el que se quiera enterar. De un tiempo a esta parte esta música y cultura han entrado en cierto feeling con el séptimo arte que antes no existía, por cuestiones varias, y han sido sobre todo dos grandes documentales los que han levantado la liebre: La Búsqueda, sobre Paco de Lucía, y Omega, sobre Morente y su transgresor disco con los Lagartija Nick. Recordemos que uno ganador de un Goya y el otro nominado, respectivamente.

Siendo ambos dos, dos grandes referentes de un resurgimiento del amor del cine por esta cultura, sigue pareciendo poco en el páramo en el que se encontraba esta relación. Isaki Lacuesta, Barrachina, Chávarri han sido algunos aventureros en el género, no andaluces, en afrontarlo mientras Gervasio Iglesias ha sido el único y gran valedor de esta temática con denominación de origen.

Y digo yo; ¿no hay una historia documental sobre Chiquito de la Calzá, sobre Carrete o La Cañeta? ¿Y sobre el gran fenómeno mundial de Rocío Molina? ¿Tienen que venir amantes de nuestra cultura a decirnos lo valiosas que son algunas cosas que nos rodean? ¿Hasta cuándo vamos a esperar? ¿Cuándo va Canal Sur a dejar de apoyar programas complacientes para arriesgar en estas producciones? ¿Debe resucitar Thomas Alva Edison?